El caballo que inventó la música. Érase una vez en un prado gigante, un caballo llamado Tino que siempre había sentido una gran pasión por la música. Este animal siempre escuchaba a los pájaros cantar con melodías en su mente, mientras corría y pastaba en el campo.
Un día, Tino tuvo la esperanza de poder crear su propia música. Él estaba muy triste porque su falta de manos le impedía tocar instrumentos como la guitarra, el piano o la batería. Sin embargo, este sentimiento no lo desanimó, sino que sólo lo motivó aún más para encontrar una solución a su problema.
Un día de verano, cuando el sol ya estaba alto y el pasto estaba seco debido a las altas temperaturas, Tino tuvo una idea inesperada que lo dejó boquiabierto. Decidió que los cascos de sus patas al chocar contra el suelo podrían convertirse en instrumentos musicales. Él sintió una gran emoción al imaginarse tocando la música que sonaba en su cabeza.
Con esta idea, Tino decidió que era hora de comenzar la creación de su propia banda musical. Él reunió a otros animales del campo para formar su banda, pero sus amigos lo miraban con extrañeza; algunos lo consideraban un loco y otros simplemente creían que era algo imposible.
Pero Tino no se detuvo ante los obstáculos. Después de todo, él creía en su idea. Él trabajó duro para enseñar a otros animales a tocar los cascos de sus patas al mismo tiempo al chocar contra el suelo, para crear una armonía agradable. Así, poco a poco, logró enseñar la música a otros animales del campo. Las canciones que Tino creaba eran hermosas y llenas de emoción.
Paso a paso, la música del caballo y de sus amigos fue mejorando, hasta tal punto que comenzó a llamar la atención de todo el prado. Ovejas, cabras, vacas e incluso los pájaros se reunían para escuchar la música creada por Tino y sus amigos, y para ser parte de su banda musical.
Pero, una tarde, una gran tormenta se presentó en el campo. Los vientos, la lluvia y los rayos hicieron que los instrumentos de Tino y sus amigos se estropearan. La lluvia había provocado que la tierra se ablandara y por lo tanto los sonidos de los cascos no fueran nítidos y claros. Tino y sus amigos estaban muy tristes, no sabían qué hacer sin su música en un campo gris y triste.
Pero no todo estaba perdido. Después de la tormenta, Tino se dio cuenta de que aunque los instrumentos hechos de los cascos de los demás animales se arruinaron, los suyos seguían en buen estado. Y así, decidió trabajar en la creación de un instrumento muy especial, uno que pudiera resistir la lluvia y el sol, y así hacer que su música fuera más fuerte y vibrante que antes.
Con habilidad y mucha creatividad, Tino llevó a cabo su proyecto y después de varios días de trabajo, logró crear un tambor hecho de materiales resistentes. El sonido del tambor al respetar la lluvia era aún más impresionante que el que se producía antes, y de inmediato Tino comenzó a compartir su nueva música con sus amigos.
La nueva creación de Tino, el tambor resistente a la lluvia, fue un gran éxito. La música de la banda del caballo y de sus amigos se convirtió en la banda sonora del prado, llegando incluso hasta otros lugares aledaños. Los animales del campo se reunían siempre para escuchar la música de Tino y sus amigos, mientras corrían, saltaban y pastaban juntos en el prado.
Finalmente, Tino comprendió que cuando uno cree con firmeza en algo, y trabaja día a día sin cesar, hace que se cumplan sus sueños, como lo había hecho él, creando y compartiendo su música con el mundo. Así, la banda musical del caballo llegó a ser todo un ícono en el prado por su creatividad, talento y perseverancia. La música de Tino le había demostrado a todos los demás animales del campo que nada es imposible si se trabaja con pasión y dedicación, sin importar las dificultades que se presenten en el camino.