El caballo que desafió al viento

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El caballo que desafió al viento
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El caballo que desafió al viento. Había una vez un caballo llamado Brego, que vivía en una granja en lo alto de una colina en un pequeño pueblo. Brego era conocido por su brillo y fuerza, y todos los vecinos que lo veían en los campos verdes se asombraban de él. Era un animal hermoso, con un pelaje marrón dorado y una gran melena negra como la noche.

Brego era un caballo feliz y satisfecho, pero había una cosa que le preocupaba: su velocidad. Brego siempre había sido un corredor rápido, pero había una cosa que siempre lo detenía: El viento. No importaba cuánto Brego intentara correr con todas sus fuerzas, el viento siempre lo detenía.

Un día, mientras galopaba por el campo, Brego se enfrentó al viento una vez más. Frustrado y cansado, decidió que no permitiría que el viento le impidiera ser el mejor caballo del mundo. Decidió desafiar al viento, para aprender a correr más rápido que su fuerza.

Brego comenzó a entrenarse para el gran desafío. Corrió más allá de las colinas y a través de los valles, saltando por encima de los troncos caídos y atravesando ríos. Día tras día, trabajó duro, mejorando su resistencia y fortaleciendo sus patas. Además de eso, también se dio cuenta de que necesitaba algo más para vencer al viento: la mentalidad correcta.

Así que Brego empezó a leer libros, sobre caballos valientes y grandes aventuras. También habló con otros caballos, escuchando sus historias y sus consejos. Poco a poco, comenzó a entender que la velocidad no era suficiente para ganar al viento. Necesitaba algo más importante: la determinación.

Con esa nueva mentalidad, Brego se propuso el desafío más grande de su vida: correr contra el viento. Al principio, el viento soplaba con fuerza, pero Brego no se detuvo. A medida que avanzaba, su velocidad aumentaba y su mente se centraba en vencer a su mayor rival.

Paso a paso, Brego y el viento corrieron juntos, creando una gran carrera que se extendió por toda la colina. Brego se mantuvo fuerte, concentrado y determinado, sin importar cuánto soplara el viento en su contra.

A medida que avanzaban, Brego sintió cómo su cuerpo se movía con facilidad. Era como si todas sus fuerzas se hubieran desatado de repente, como si pudiera correr toda la vida sin parar. Y entonces ocurrió: Brego superó al viento. Había ganado.

Brego corrió hasta la cima de la colina, con el viento a su lado. Este último había quedado impresionado por el esfuerzo y determinación del caballo. Juntos, corrieron hacia el sol, disfrutando de las vistas y de la sensación de haber logrado un gran logro.

A partir de allí, Brego se convirtió en un famoso corredor. Sus amigos y vecinos comenzaron a llamarlo “El caballo que desafió al viento”, y celebraron sus victorias durante años. Y aunque Brego ya no se preocupa tanto por el viento como antes, todavía recuerda esa gran carrera con cariño, sabiendo lo que es posible lograr cuando se tiene la determinación correcta.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El caballo que desafió al viento
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