El caballo que aprendió a volar. Había una vez un caballo llamado Relámpago que vivía en un granja en el campo. Él era un caballo muy especial, tenía una gran fuerza y una gran velocidad, pero siempre había deseado volar. Relámpago pasaba sus días soñando con volar y un día decidió que haría todo lo posible por lograr volar.
Un día, mientras Relámpago pastaba en el pasto, vio un pájaro volando en el cielo. El pájaro parecía tan libre y feliz, y el caballo se sintió muy envidioso de esta libertad. Inmediatamente, Relámpago comenzó a correr tan rápido como podía. Entró en un galope furioso hacia la montaña más alta que encontró. A medida que subía la montaña, el caballo miraba hacia el cielo, buscando un indicio de cómo podía volar. Fue entonces cuando vio una cámara de aire caliente en el aire y decidió que esta era la respuesta que estaba buscando.
Relámpago corrió a toda velocidad hacia la cámara de aire caliente, saltando sobre un barranco y subiendo la ladera de la colina lo más rápido posible. Finalmente llegó al lugar y se paró lado a lado con la cámara de aire caliente. Miró con asombro mientras la cámara se inflaba y comenzaba a elevarse hacia el cielo. En ese momento, una idea brilló en la mente del caballo. Pensó que podría subir a la cámara de aire caliente y volar con ella.
Sin perder un segundo, Relámpago subió a la cámara de aire caliente y se aferró a ella mientras ésta se elevaba hacia el cielo. El viento soplaba fuerte, pero el caballo logró mantener su equilibrio y se sintió emocionado al darse cuenta de que estaba volando. Mientras se elevaba, el caballo miraba hacia abajo y veía el paisaje que había dejado atrás. No podía creer lo hermoso que se veía desde tan arriba.
Relámpago voló por los aires durante mucho tiempo, explorando el mundo desde una vista panorámica. Pero al cabo de un rato notó que la cámara de aire caliente bajaba cada vez más rápido. Relámpago se asustó un poco, pero su gran fuerza y su astucia lo salvaron. Usó sus piernas para equilibrarse y mantener la cámara a flote. Mientras intentaba estabilizar la cámara, se dio cuenta de que tenía que buscar una manera de descender.
Finalmente, Relámpago vio un hermoso lago debajo de él. Decidió que podría saltar de la cámara y caer en el agua del lago para aterrizar de forma segura. El caballo se preparó para saltar y en ese momento se dio cuenta de que volar tenía sus riesgos.
Relámpago sintió un miedo inexplicable mientras observaba el agua del lago. Pero, sin embargo, saltó al agua. La sensación del agua fresca que envolvía su cuerpo fue una experiencia increíble. Lo único que hizo fue nadar en el agua así se quería alejar de la cámara de aire caliente que se hundía rápidamente.
Finalmente, tras haber nadado por un rato, Relámpago llegó a la orilla del lago. Exhausto, se recostó en la arena caliente del lago y respiró con fuerza mientras pensaba en lo que había sucedido. Había logrado hacer realidad su sueño de volar, aunque fuera solo por un momento. Se sintió muy afortunado de haber sobrevivido y tomó la decisión de no intentar volar de nuevo de esta manera.
A partir de ese día, Relámpago regresó a la granja, donde vivía feliz con otros animales. A pesar de que ya no volaba, aún se sentía feliz sabiendo que había logrado hacer realidad su deseo de volar. Además, nunca olvidaría la sensación de libertad que había experimentado durante su vuelo en la cámara de aire caliente.
Y así, la historia del caballo que aprendió a volar se convirtió en una leyenda en el campo. Muchos animales vinieron a ver a Relámpago y le pedían que les contara su historia. Y aunque no podría volar de nuevo, Relámpago sintió que su experiencia lo había convertido en un héroe en el corazón de todo aquel que lo conocía.