La carrera de los caballos de la lluvia. Hace mucho tiempo, en un pueblo rodeado de montañas y llanuras, se celebraba anualmente la carrera de los caballos de la lluvia. Esta carrera era muy importante para los habitantes del pueblo, ya que creían que el ganador traería abundante lluvia a sus cosechas.
Un año, un joven llamado Sebastián decidió participar en la carrera montando a su caballo favorito, llamado Colorado. Sebastián estaba muy emocionado por participar en esta carrera y estaba decidido a ganarla.
La mañana de la carrera llegó y el sol brillaba en el cielo, pero los corredores sabían que la lluvia sería necesaria para que sus cosechas crecieran. Sebastián y Colorado estaban listos y esperaban impacientes en la línea de salida.
La carrera comenzó y los otros corredores salieron a toda velocidad, pero Sebastián decidió mantener la calma y esperar su momento. Colorado trotaba tranquilamente detrás de los demás caballos, pero Sebastián sabía que su caballo era fuerte y rápido.
De repente, las nubes comenzaron a oscurecerse y los relámpagos comenzaron a destellar en el cielo. Los otros corredores comenzaron a ponerse nerviosos mientras que Sebastián seguía montando a Colorado con calma.
Luego de unos minutos, la lluvia comenzó a caer y el sonido de las gotas de agua en la tierra se mezcló con el galope de los caballos. Sebastián decidió que era el momento de acelerar y comenzó a adelantar a los otros corredores. Colorado se movía con rapidez, sintiendo la adrenalina y la energía de su jinete.
La lluvia caía cada vez con más intensidad, haciendo que los corredores que iban delante de Sebastián pierdan visibilidad, y esto le permitió ganar la posición. El camino se había vuelto muy resbaladizo, así que Sebastián pensó rápidamente y decidió tomar una ruta alternativa al final de la carrera.
Las últimas yardas de la carrera se vieron más complicadas, pero Sebastián logró mantener la cabeza fría y seguir adelante con Colorado. Y cuando cruzó la línea de meta, la multitud estalló en un fuerte aplauso.
Sebastián había ganado la carrera de los caballos de la lluvia, y los habitantes del pueblo estaban seguros de que su victoria traería mucha agua para sus cultivos. Sebastián estaba muy feliz y agradecido por la victoria, y se dio cuenta de que lo más importante en la vida es mantener la calma y confiar en sí mismo y en su caballo.
Mientras tanto, Colorado también estaba muy feliz. Había corrido con pasión y habilidad, y había llevado a su jinete a la victoria.
Después de la carrera, Sebastián y Colorado regresaron a su hogar con gran orgullo. Los otros corredores lo felicitaron por su victoria, y Sebastián y Colorado se convirtieron en leyendas en el pueblo.
A partir de ese momento, Sebastián y Colorado se convirtieron en un equipo inseparable y participaron juntos en muchos otros eventos ecuestres. Pero siempre recordarían ese día en la carrera de los caballos de la lluvia y cómo juntos, habían traído la lluvia a su pueblo.