La Gatita y la Princesa de las Nubes. Érase una vez una gatita llamada Lulú que vivía en las calles de una gran ciudad. Lulú no tenía hogar ni familia, y pasaba la mayor parte de sus días buscando comida y refugio en los callejones oscuros de la ciudad.
Un día, mientras merodeaba por las calles en busca de alimento, Lulú empezó a seguir a una hermosa princesa que descendía del cielo con su vestido largo y brillante. La princesa estaba con sus amigas y se estaba dirigiendo a un gran palacio en las nubes.
Lulú, curiosa, siguió a la princesa hasta que llegaron a un campo de flores en el cielo. Allí, la princesa y sus amigas comenzaron a jugar un juego y a saltar de flor en flor.
Al verlas jugar, Lulú sintió una gran envidia de la vida en las nubes. La princesa parecía tan feliz y libre, sin preocupaciones ni necesidades. Lulú decidió que quería vivir en las nubes también.
Después de que la princesa y sus amigas se fueron al palacio, Lulú se acurrucó en una nube, soñando con una vida mejor. Fue entonces cuando una voz mágica le preguntó qué era lo que quería.
Lulú levantó la cabeza y vio a un hada con un sombrero cónico que se asomaba por entre las nubes y la miraba con curiosidad.
«Quiero vivir en las nubes como la princesa», respondió Lulú, sin pensarlo dos veces.
El hada sonrió y dijo: «Puedo concederte ese deseo, pero debes hacer algo por mí. Hay una flor rara y preciosa en el Valle Encantado, que solo puede ser recolectada por alguien con piel suave y pelusa, como tú. Si puedes traerme esa flor, te llevaré a las nubes».
Lulú no lo pensó dos veces y aceptó el trato. A la mañana siguiente, partió hacia el Valle Encantado. El sendero estaba lleno de peligros, pero Lulú no se detuvo. Al fin y al cabo, tenía un sueño por cumplir.
Después de un largo viaje, Lulú finalmente encontró la flor rara y la llevó de regreso al hada en las nubes. El hada estaba muy contenta y le agradeció a la gatita por haberla traído.
«Ahora, coge mi mano y cierra los ojos», dijo el hada. «Te llevaré al palacio de la princesa».
Lulú tomó la mano del hada y cerró los ojos con fuerza. Después de un momento, sintió que estaba flotando en el aire. Cuando abrió los ojos, vio que estaba volando muy alto en el cielo, junto al hada.
Finalmente, llegaron a un gran palacio en las nubes, donde Lulú se encontró cara a cara con la princesa de nuevo. La princesa la saludó amablemente y le preguntó cómo había llegado allí.
Lulú le contó toda la historia del hada, la flor rara y su deseo de vivir en las nubes como ella. La princesa se conmovió por la historia y decidió adoptar a Lulú como su mascota personal.
A partir de ese momento, Lulú vivió una vida de ensueño en el palacio de la princesa de las nubes. Tenía comida deliciosa, una cama calentita y juguetes con los que jugar. Además, tenía la compañía de la princesa y todas sus amigas en el cielo.
Gracias a la valentía y el empeño de Lulú, cumplió su sueño de vivir en las nubes como la princesa. A partir de entonces, nunca tuvo que preocuparse por la falta de comida o calor, y siempre fue feliz en su hogar en las nubes.