Los Buhitos en el Bosque de los Cuentos. Érase una vez en el Bosque de los Cuentos, un pequeño grupo de buhitos llamados Cuki, Tuki y Kuki. Estos buhitos eran inseparables, siempre juntos y con una gran curiosidad por conocer cada rincón del bosque. Una noche, durante una caminata nocturna, escucharon un ruido extraño proveniente de una cueva cercana. Al acercarse, se sorprendieron al encontrar a un pequeño ratón asustado y temblando de frío.
Inmediatamente, los buhitos acudieron en su ayuda, le dieron abrigo y comida. El ratón, agradecido y feliz, narró su triste historia. Resulta que se había perdido en el bosque después de buscar comida para su familia. Y a pesar de que era un poco tímido, decidió pedir ayuda al ver la gran bondad de los buhitos.
Cuki, Tuki y Kuki sabían que tenían que hacer algo para ayudar al ratón. Se ofrecieron a guiarlo de vuelta a su hogar, pero ello implicaba pasar por una parte muy peligrosa del bosque donde acechaban feroces búhos que cazaban sin piedad. Pero los buhitos no temían a nada, juntos decidieron que valía la pena el riesgo para ayudar al ratón.
Después de un viaje largo y peligroso, los buhitos y el ratón llegaron a su hogar. La familia del ratón los recibió con gratitud y alegría. Cuki, Tuki y Kuki fueron aclamados como héroes por su valiente acto y también hicieron amigos nuevos y entrañables. Y desde aquel día, el bosque de los cuentos se volvió un lugar más amigable y cariñoso.
Otro día, los buhitos se encontraron en una situación muy distinta. Érase una vez una gran inundación que afectó al bosque y sus criaturas. Los buhitos, al ver al zorro intentando nadar en el agua turbulentas, se apresuraron a ir a su rescate. Ayudaron al zorro a llegar a un lugar seguro y se quedaron con él en la cueva de los búhos, quienes les ofrecieron refugio.
Cuki, Tuki y Kuki eran muy sabios y siempre estaban pensando en soluciones para los problemas. Así que decidieron buscar una forma de ayudar a los animales afectados por la inundación. Con su ingenio y habilidades, construyeron una gran presa con rocas, troncos y hojas secas, lo que permitió desviar el agua y evitar mayores daños.
Los buhitos no solo salvaron al zorro, sino que, gracias a su valentía y creatividad, también lograron hacer una gran diferencia para todos los habitantes del bosque.
Una noche, mientras contemplaban la luna llena, algo llamó la atención de Cuki, Tuki y Kuki. Escucharon un fuerte sonido de llanto, bajaron corriendo al río y encontraron a un pequeño ciervo que se había lastimado una pata. El ciervo estaba asustado y con mucho dolor, su madre observaba angustiada sin saber qué hacer.
Los buhitos sabían que tenían que actuar rápido para salvar al ciervo. Con su gran inteligencia y habilidad, encontraron unas hojas medicinales y un poco de agua fresca para limpiar la herida. Con suavidad, curaron la pata del ciervo y le pusieron un vendaje para evitar que se infectara.
La madre del ciervo estaba profundamente agradecida por la ayuda brindada por los tres buhitos y les aseguró que siempre estarían en deuda con ellos. Desde ese día en adelante, el ciervo y su madre se convirtieron en grandes amigos de Cuki, Tuki y Kuki, y todos disfrutaron entusiasmados del bosque de los cuentos.
Los buhitos en más de una ocasión han demostrado su valentía y solidaridad, y han dejado en claro que la amistad y la hospitalidad eran valores fundamentales en el bosque de los cuentos. Gracias a ellos, las aventuras sobran en este lugar maravilloso y las buenas historias siempre pasan de generación en generación.