Un amigo para Santa. Érase una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Luis quien siempre había sido muy bueno y generoso. En Navidad, le encantaba ayudar a su familia a decorar la casa y colocar el árbol de Navidad.
Un día, mientras caminaba por las calles del pueblo, Luis se encontró con un cartel que anunciaba una carta de «Un amigo para Santa». Curioso, decidió acercarse y leer de qué se trataba. Se sorprendió al descubrir que la iniciativa buscaba que los niños más necesitados pudieran recibir un regalo de Navidad. Debía escribir una carta a Santa explicando por qué merecía ser elegido para recibir un regalo.
Luis no lo pensó dos veces, se fue a casa y comenzó a escribir su carta. En ella, explicaba lo generoso que había sido durante todo el año y cómo había ayudado a su familia y amigos. También habló del gran espíritu de la Navidad, y cómo creía que todos debían tener la oportunidad de celebrar y disfrutar de esa época del año.
Después de haber terminado la carta, Luis decidió enviarla por correo lo antes posible. Quería asegurarse de que llegara a tiempo para que Santa pudiera leerla y responder antes de Navidad. Mientras esperaba ansiosamente una respuesta, se dedicó a ayudar aún más en su comunidad.
Al llegar la noche del 24 de diciembre, la familia de Luis estaba emocionada por abrir sus regalos. Habían preparado una cena tradicional de Navidad y la mesa estaba llena de deliciosos platillos. Luis, como siempre, se sintió feliz y agradecido por todo lo que tenía. Sin embargo, algo seguía pesando en su corazón, esperando una respuesta a su carta a Santa.
Finalmente, llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrir sus regalos. Luis había recibido algunos chocolates, ropa y otras cosas prácticas. Pero lo que más lo sorprendió fue una carta que había llegado por correo esa misma mañana. Al reconocer la letra y el sello, supo que era de Santa.
Con nerviosismo y emoción, abrió la carta y comenzó a leer. En ella, Santa agradecía a Luis por su amabilidad y dedicación a ayudar a los demás. También le prometió que su carta había llegado a su destino y que un regalo especial le estaba siendo entregado a un niño que realmente lo necesitaba.
Luis se sintió muy feliz al leer la carta de Santa. Sabía que había hecho lo correcto al escribir y enviar la carta. Se sintió más feliz al saber que su dedicación y amabilidad habían sido reconocidos por alguien tan especial como Santa.
El resto de la noche, Luis se concentró en el disfrute de la comida, la música y la compañía de sus seres queridos. Sabía que siempre habría una manera de hacer una diferencia, aunque fuera pequeña, y que su dedicación seguía siendo tan importante como siempre.
A partir de ese día, Luis se dedicó aún más a ayudar a los demás y a ser un buen amigo para Santa. El mensaje de la carta que había recibido ese 24 de diciembre lo habían marcado para siempre. Aprendió que la Navidad no solo se trata de recibir regalos, sino también de dar amor, esperanza y alegría a quienes lo necesitan.
Y así, cada Navidad, Luis seguía escribiendo cartas de «Un amigo para Santa», esperando que su dedicación y amabilidad pudieran hacer una pequeña diferencia en el corazón de alguien más.