El duende travieso de la Navidad

Tiempo de lectura: 4 minutos

El duende travieso de la Navidad
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El duende travieso de la Navidad. Érase una vez un duende travieso de la Navidad llamado Nico. Este pequeño duende era muy especial, pues en lugar de trabajar en el taller de Santa Claus, se dedicaba a recorrer todas las casas del mundo para ver cómo se celebraba la Navidad. Sin embargo, a veces lo hacía de una manera un tanto curiosa: se metía en las casas y observaba todo lo que ocurría sin que nadie se diera cuenta de su presencia.

Un año, durante uno de sus viajes, Nico llegó a una casa muy bonita. Desde afuera se podía ver la casa llena de luces de colores, con un árbol de Navidad enorme y muchos regalos abajo.

Nico no pudo resistirse y decidió entrar a la casa para ver qué sucedía al interior. Pasó por debajo de la puerta y se encontró con un salón lleno de gente, todos celebrando la Navidad juntos.

Entre la multitud, Nicolás pudo ver a un pequeño niño llorando. Preocupado, el duende se acercó a él para preguntarle qué le sucedía.

– ¿Qué te pasa amigo? – preguntó el duende.

– Es que no me trajeron lo que pedí en mi carta a Santa Claus – dijo el niño sollozando.

Nico sabía que la Navidad era una época de alegría y felicidad, por lo que decidió ayudar al niño. Mientras todo el mundo seguía divirtiéndose alrededor de ellos, Nico comenzó a animar al pequeño, contándole historias divertidas y haciéndolo reír hasta que se quedó dormido en sus brazos.

Al terminar la fiesta, Nico llevó al niño a su habitación y lo dejó en su cama. Luego, el duende travieso se deslizó por la ventana para continuar con su viaje por el mundo.

Una vez de vuelta en el taller de Santa Claus, Nico contó lo que había hecho. El bueno de Santa, conmovido por la bondad del pequeño duende, decidió darle un regalo muy especial; la oportunidad de convertirse en el duende encargado de entregar los juguetes y los regalos a los niños en la noche de Navidad.

A partir de entonces, Nico se dedicó a recorrer el mundo en una gigantesca caravana de renos, acompañado de una banda de duendes torpes y traviesos, quienes se divertían haciendo travesuras en cada casa que visitaban. Pero Nico, sabiendo la importancia de su labor, siempre hacía que cada regalo fuera en el lugar correcto, en manos de los niños que lo habían pedido.

Cada año la Navidad era más especial gracias al duende travieso de la Navidad. Los niños esperaban con emoción su llegada, mientras que los adultos conocían la importancia de compartir y de estar juntos en esas noches mágicas.

Nico había aprendido que no se trataba solo de recibir regalos, sino de compartir momentos especiales con los demás. Había vivido aventuras inolvidables, había hecho amigos en todos los lugares que visitaba y había aprendido a valorar los detalles que hacen que la Navidad sea una época tan especial.

Pasaron muchos años y Nico se convirtió en el duende más famoso de todos. Había entregado tantos regalos a tantos niños que era considerado como una leyenda. Pero para él, lo más importante era que cada uno de esos regalos llevara en sí un mensaje de amor, de alegría y de esperanza.

Por eso, cada noche de Navidad, cuando la luna brillaba en el cielo y las estrellas parpadeaban, se podía escuchar a Nico cantando, muy bajito, una canción que había aprendido de un niño en una de sus visitas:

“La Navidad no se trata solo de regalos y luces, sino de compartir amor y alegría con los demás. Así que celebremos juntos, sin importar dónde estemos, la Navidad más hermosa que jamás hayamos visto”.

Y así la historia del duende travieso de la Navidad se convirtió en una leyenda que inspiró a muchas personas en todo el mundo. Porque, como aprendió Nico, la Navidad nunca será lo mismo si no la celebramos juntos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El duende travieso de la Navidad
¿Te ha gustado «El duende travieso de la Navidad»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir