La caja de sorpresas de Santa

Tiempo de lectura: 6 minutos

La caja de sorpresas de Santa
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

La caja de sorpresas de Santa. Érase una vez en el Polo Norte, en una pequeña casa de madera donde vivía Santa Claus. Santa era la persona más amable y generosa de todo el mundo, siempre estaba pensando en cómo ayudar a los demás y hacerles felices. Él trabajaba muy duro todo el año para prepararse para la Navidad, cuando saldría de su hogar en su trineo mágico lleno de regalos para entregar a los niños de todo el mundo.

En una de sus visitas a la ciudad, Santa encontró una pequeña tienda con una caja mágica en el centro. La caja tenía magia en su interior y prometía sorpresas a todos los que la abrían.

«Esta podría ser una buena idea para la Navidad», pensó Santa, y decidió comprar la caja mágica para llevarla a su casa en el Polo Norte.

Después de algunas pruebas, Santa descubrió que la caja mágica de hecho tenía la capacidad de otorgar sorpresas a todos los que la abrían. Él decidió poner la caja como el centro de su celebración de la Navidad ese año. Santa planeaba organizar una fiesta de Navidad para todos los elfos que lo ayudaban en la fabricación de los juguetes para los niños, y él decidió animar la celebración con la caja mágica.

Llegó el día de la fiesta de Navidad y Santa presentó la caja mágica frente a todo el mundo. «Esta caja tiene la capacidad de dar sorpresas mágicas a todos los que la abran», dijo Santa. «Pero tenga cuidado, sus sorpresas pueden ser buenas o malas». Santa les explicó a todos el funcionamiento de la caja y los advirtó de que había que tener cuidado al abrirla.

Los elfos estaban emocionados y querían probar la caja mágica para ver qué sorpresas recibirían. Uno por uno, los elfos se acercaron a la caja para abrir la tapa. Cuando el primer elfo abrió la caja, salió una hermosa mariposa de colores que volaba en círculos a su alrededor. El segundo elfo se encontró con una enorme golosina del tamaño de una pelota que se derretía lentamente en su boca.

Pero el siguiente elfo no tuvo tanta suerte. Cuando abrió la caja mágica, un globo negro apareció en su mano. Comenzó a inflarse lentamente, pero cuando alcanzó un tamaño considerable, explotó en su cara y lo dejó empapado en pintura negra. Ante tal situación, los demás elfos se rieron y se burlaron de éll, pero Santa rápidamente tomó la iniciativa para animarlo diciendo que la pintura negra en su cara lo hacía verse más entrañable. El elfo con la pintura negra en su cara se rió junto a los demás elfos y tomó parte en la celebración.

La caja mágica continuó otorgando sorpresas en la fiesta de Navidad de Santa, trayendo emoción a la celebración. Un elfo recibió una moneda de chocolate, un mini-auto de juguete, y una silla que levitaba. Las sorpresas nunca se detenían.

Llegó la hora de la cena y todos estaban felices. Santa llevó a cada elfo una deliciosa torta de Navidad que él mismo había preparado. Pero al momento de cortar la torta, Santa se dio cuenta de que había una trampa, pues por más que intentara cortar la torta, esta seguía estando intacta, con lo que se dieron cuenta de que la caja mágica había dado una sorpresa.

De repente, un duende mágico apareció ante ellos, diciendo que había robado la tarta de Navidad que Santa había preparado y que la tarta se había convertido en algo indestructible. El duende les informó que su caja mágica había sido robada, y les pidió ayuda para poder recuperarla, ya que desde que había caído en manos equivocadas, las sorpresas que la caja producía ya no eran divertidas ni mucho menos pequeñas, como las que Santa había experimentado en su noche de Navidad.

La tarea de encontrar la caja mágica robada parecía difícil. Santa y los elfos no sabían por dónde empezar la búsqueda, pero no se rindieron. Decidieron hacer un equipo para buscar en toda la ciudad para encontrar la caja mágica. Después de horas de búsqueda, finalmente llegaron a un bullicioso mercado que parecía ser el lugar perfecto para empezar su búsqueda.

Cuando se adentraron en el bullicioso mercado, se acercaron a un stand lleno de cajas mágicas idénticas a la que había comprado Santa. Los elfos comenzaron a inspeccionar cada caja en busca de la caja de su jefe, y después de un momento, encontraron la caja mágica robada.

De repente, el bullicioso mercado comenzó a desvanecerse alrededor de ellos, y se encontraron en un oscuro pasillo. Los elfos se asustaron por un momento, pero Santa los tranquilizó diciéndoles que estaban en la dimensión mágica, ya que la caja mágica los había llevado allí para darles la sorpresa final.

De repente, una puerta se abrió ante ellos y muebles y adornos aparentemente fabricados con huesos de fantasmas decorando el lugar en donde habían entrado. Allí encontraron al duende mágico quien les contó que la caja se había descontrolado y que él había intentado robarla para impedir que causara más daño, pero que la caja había generado una sorpresa final y que iba a concederles un deseo a cada uno.

En ese momento Santa se dio cuenta de la importancia de tener cuidado cuando se trata de cosas mágicas, y cuánto más importante es asegurarse de que todas las sorpresas sean para el bien y la felicidad de todos.

La caja mágica se convirtió en uno de los accesorios favoritos de Santa para la Navidad, pero con un nuevo cuidado y precaución. Confió en que la caja mágica sería el regalo perfecto para cada niño y niña en la Navidad.

Y así, todos los elfos y Santa tuvieron su única y especial sorpresa de Navidad, lo que les demostró la importancia del cuidado y atención de los actos mágicos, y lo especial y sorprendente que puede ser el verano la magia que en un inicio podría parecer imposible.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La caja de sorpresas de Santa
¿Te ha gustado «La caja de sorpresas de Santa»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir