El Dragón y el Bosque Encantado. Había una vez un dragón llamado Zak. Vivía en el Bosque Encantado, donde las criaturas fantásticas vivían en armonía. Zak era un gran dragón verde, con alas largas y una cola fuerte. Aunque parecía intimidante, en realidad era un dragón amable y gentil. Su misión en la vida era proteger el Bosque Encantado y asegurarse de que todos los seres vivos que allí habitaban estuvieran a salvo.
Zak tenía una cueva muy bien escondida en lo más profundo del Bosque Encantado. Era su hogar y allí pasaba sus días cuidando del bosque. A veces, los animales del bosque iban a visitarlo y Zak disfrutaba de su compañía. Los pájaros cantaban, los conejos corrían alrededor y los ciervos se paseaban por la entrada de la cueva.
Pero un día, Zak se dio cuenta de que algo estaba mal. Los árboles del bosque estaban marchitos y las hojas de las plantas estaban secas y amarillas. No se oían cantos de pájaros, ni se veían conejos ni ciervos jugando a su alrededor. Zak se preocupó mucho y decidió salir en busca de respuestas.
Empezó a volar por el bosque, buscando a alguien que pudiera ayudarlo a descubrir qué estaba sucediendo. De repente, vio a un grupo de hadas sentadas alrededor de una hoguera. Se acercó a ellas y les preguntó si sabían qué estaba pasando en el bosque.
Las hadas parecían muy preocupadas y les dijeron a Zak que una malvada bruja había llegado al bosque y estaba causando estragos. Le dijeron que la bruja estaba muy enojada porque una vez había sido rechazada por el Bosque Encantado y ahora quería venganza.
Zak se prometió a sí mismo que iba a proteger el bosque y a todos sus habitantes, por lo que decidió aventurarse para encontrar a la bruja. Sabía que tenía que ser cauteloso, ya que la bruja era muy peligrosa.
Experto en sus habilidades, Zak voló por todo el bosque, buscando la guarida de la bruja. Cuando finalmente la encontró, estaba en una torre rodeada de espinas y con una entrada cerrada con llave. Zak usó sus garras para trepar por la torre, pero no fue lo suficientemente rápido. La bruja estaba al tanto de su presencia y lanzó un hechizo de protección alrededor de su mazmorra.
Zak intentó atravesar la barrera mágica, pero no pudo. Sus habilidades de dragón no eran suficientes para superar el poder de la bruja. Entonces, tuvo una idea. Recordó las historias que solía escuchar de su abuelo sobre un tesoro escondido en el bosque.
Zak voló de regreso a su cueva y buscó en su tesoro. Encontró una botella de polvo mágico, que era conocido por su capacidad para romper hechizos. Voló de regreso a la torre de la bruja y esparció el polvo por encima de la barrera mágica. La barrera empezó a disminuir, hasta que finalmente desapareció por completo.
Zak entró en la torre, listo para enfrentarse a la bruja. Pero cuando se acercó a ella, se sorprendió al ver que la bruja no era en realidad tan malvada como parecía. Resultó que la bruja, en realidad, estaba muy triste. Había sido rechazada por el Bosque Encantado porque la gente allí no le gustaba su apariencia. Como resultado, había decidido que sería mejor ser temida que ser amada.
Después de hablar con la bruja, Zak se dio cuenta de que lo que había hecho estaba mal. Él y sus compañeros del bosque no habían sido amables con ella, y eso, a su vez, la había llevado a hacer cosas terribles. Zak se disculpó con la bruja y, como un gesto de buena voluntad, le ofreció un lugar en el Bosque Encantado.
La bruja aceptó y empezó a trabajar en el bosque, ayudando a reparar los daños que había causado. Gracias a la ayuda de Zak y la bruja, el Bosque Encantado volvió a estar vivo y próspero.
Desde entonces, Zak aprendió que no debía juzgar a la gente por su apariencia, y que lo importante es lo que está en el interior de cada uno. También aprendió que, a veces, las personas que parecen malvadas en realidad necesitan amor y amistad para cambiar su actitud.
Zak siguió viviendo en la cueva del Bosque Encantado, y mantuvo a sus amigos animales cerca y protegidos. Y cada vez que veía a la bruja, recordaba el valioso aprendizaje que había adquirido gracias a ella. Así, se convirtió en un dragón más sabio, amable y feliz que nunca antes había sido.