El Dragón del Viento y el Guerrero

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El Dragón del Viento y el Guerrero
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El Dragón del Viento y el Guerrero. Hace muchos años, en un lejano reino, existía una leyenda que contaba la historia del Dragón del Viento. Esta criatura, mitad dragón, mitad pájaro, era conocida por su gran velocidad y su capacidad para mover el viento a su antojo. Se decía que aquel que lograra domar al dragón, podría ganar la habilidad de moverse con rapidez y cambiar el rumbo del viento a su favor.

Muchos caballeros del reino habían intentado domar al Dragón del Viento, pero todos habían fracasado. El dragón era muy poderoso y no se dejaba controlar por nadie. Pero un día, un joven llamado Tomás decidió que intentaría domar al legendario dragón. Tomás no era un caballero, ni tampoco tenía habilidades especiales, pero estaba decidido a intentarlo.

Tomás comenzó su búsqueda para encontrar al Dragón del Viento. Buscó en los bosques, en las montañas y en las llanuras, pero no tenía suerte. Un día, mientras caminaba por una playa desierta, Tomás vio algo en el horizonte. Se acercó y comprobó que era el dragón, volando hacia él con todas sus fuerzas. Tomás no se asustó, solo se paró frente al dragón y le habló.

«Dragón del Viento, sé que eres poderoso y que no te gustan los humanos. Pero he venido con una petición: ¿me enseñarías a moverme con la misma velocidad que tú? Quiero ser un caballero valiente y rápido, capaz de luchar contra los enemigos del reino. ¿Me ayudarías?».

El Dragón del Viento se sorprendió por la petición de Tomás. Esperaba ser atacado o amenazado, pero es la primera vez que un humano le pedía ayuda. Observó a Tomás y encontró algo en él que le gustó.

«¿Por qué te ayudaría a ti? ¿Qué tienes de especial?» preguntó el dragón.

«No tengo habilidades especiales, pero tengo la determinación de aprender y nunca rendirme. Podría ser un buen estudiante si me das la oportunidad» respondió Tomás.

El Dragón del Viento se sintió intriga por las palabras de Tomás. Por primera vez, alguien le hablaba con respeto y no con temor. Así que decidió darle una oportunidad. «Bien, te enseñaré. Pero primero, debemos establecer algunas reglas. No me dañarás, ni intentarás controlarme» advirtió el dragón.

Tomás entendió las reglas y pasó el siguiente mes practicando con el dragón. Corrían a lo largo de la larga playa y volaban por el aire. Tomás aprendió a moverse con la misma rapidez que el dragón y a comprender su naturaleza. Con el tiempo, Tomás se convirtió en el único humano en ser aceptado por el Dragón del Viento.

Un día, mientras volaban sobre el reino, Tomás y el Dragón del Viento vieron que algo extraño estaba sucediendo en el castillo del rey. Había una gran concentración de soldados y caballeros, y el humo se alzaba desde el edificio. «¡Debemos ayudar!» exclamó Tomás. «Hay una gran batalla abierta». Así que, usando su habilidad recién aprendida, volaron hacia el castillo para unirse a la lucha.

Cuando llegaron, encontraron a los enemigos del reino tratando de tomar el castillo. Tomás y el Dragón del Viento lucharon juntos y cambiaron el curso de la batalla. Con su velocidad y astucia, vencieron a los invasores. Gracias a la habilidad de Tomás para controlar al Dragón del Viento, lograron cambiar la dirección del viento en favor de los habitantes del Reino y así aseguraron la victoria.

Desde ese día, Tomás se convirtió en un héroe entre los habitantes del Reino. Su hazaña fue reconocida por el Rey y su corte, y fue nombrado caballero del Reino. Pero lo más importante, Tomás se convirtió en el primer ser humano en ser aceptado por el Dragón del Viento. Los dos se hicieron amigos y volaron juntos en muchas aventuras más.

Y así, la leyenda del Dragón del Viento se convirtió en una historia real. La historia de un ser humano valiente y decidido que logró domar a una criatura mágica y poderosa. Y, gracias a eso, fue capaz de cambiar el rumbo de la historia del reino.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dragón del Viento y el Guerrero
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