El Dragón y el Reino de los Duendes

Tiempo de lectura: 5 minutos

El Dragón y el Reino de los Duendes
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El Dragón y el Reino de los Duendes. Había una vez un dragón llamado Draco que vivía en lo más alto de una montaña del Reino de los Seres Mágicos. Draco era diferente a los otros dragones del reino, y no sólo por su tamaño y fuerza, sino también por su carácter brusco y su temperamento volátil.

Los otros dragones lo evitaban y no querían tener nada que ver con él, y eso lo dejaba muy solo. Draco había intentado acercarse a ellos muchas veces, pero por más que lo intentaba, no lograba encajar con ellos. A veces se comportaba de manera impulsiva y esto hacía que los demás dragones lo miraran con desconfianza.

Draco se sentía triste y solo. Pasaba sus días volando por los cielos de la montaña, observando cómo los demás dragones disfrutaban juntos en los ríos y lagos cercanos. Él sabía que sus escamas eran más duras que las de los demás dragones y que su fuego era más intenso, pero nadie quería jugar o entablar amistad con él.

Un día, mientras volaba por encima de la montaña, Draco vio algo extraño. Notó que algunos de los árboles cercanos estaban ardiendo. Rápidamente, decidió acercarse a ver qué ocurría. Al aterrizar, vio a un grupo de seres mágicos que habían quedado atrapados en un incendio forestal.

Draco, con su aliento de fuego, logró apagar el incendio y salvar a los seres mágicos. Los seres mágicos le agradecieron su ayuda, y le dijeron que ellos también se sentían solos y que por eso habían venido a la montaña para tratar de hacer amigos.

Draco entendió de inmediato lo que ellos sentían. Les explicó por qué era tan difícil para él hacer amigos con los otros dragones, y les dijo que también se sentía solo y triste. Pero los seres mágicos no lo juzgaron, y lo aceptaron tal como era.

Junto con los seres mágicos, Draco comenzó a explorar las distintas maravillas del Reino de los Seres Mágicos. Descubrieron arroyos secretos, cavernas misteriosas, sorprendentes cuevas de cristal y muchas otras maravillas. Todo esto lo hacía sentir feliz y acompañado, como nunca antes.

A medida que pasaban los días, Draco comenzó a sentirse mejor consigo mismo. Había encontrado a unos amigos que no lo juzgaban por su temperamento, y eso lo hacía sentirse bien. Descubrió que no necesitaba ser igual a los demás dragones para ser feliz.

Un día, mientras exploraban una cueva, los amigos de Draco le contaron que esta cueva escondía un tesoro valioso, pero que era imposible de alcanzar debido a una puerta mágica que lo protegía.

Draco decidió que era una oportunidad perfecta para demostrar su valor y ayudar a sus amigos al mismo tiempo. Con todo su amor y dedicación, comenzó a estudiar los diferentes tipos de magia, aprendiendo nuevas habilidades que podrían serle útiles para hallar la forma de abrir la puerta mágica.

Después de varios días de trabajo, Draco logró descubrir cómo abrir la puerta de manera mágica. Los seres mágicos le agradecieron su esfuerzo y dedicación, y juntos lograron obtener el tesoro que allí se encontraba.

Draco estaba feliz de haber ayudado y de haber demostrado a sus amigos que era capaz de hacer cosas valiosas y significativas. Los seres mágicos le aseguraron que era un gran amigo para ellos y que lo valoraban por quién era.

Desde ese momento, Draco se sintió más feliz y confiado en sí mismo. Todos sus amigos lo aceptaban y valoraban por lo que era, y eso lo hacía sentir un dragón muy afortunado.

Draco descubrió que alrededor del Reino de los Seres Mágicos había muchos compañeros como él, que también necesitaban amigos, y desde entonces se propuso hacer todo lo posible por ayudarlos y hacerlos sentir bienvenidos. Se convirtió en un defensor de los más vulnerables, y nunca volvió a sentirse solo o triste.

Los días pasaban y Draco se sentía cada vez más feliz y seguro de sí mismo. Se mostraba más amable y suave con los demás, y se había dado cuenta de que las cosas más valiosas de la vida no siempre son lo que parecen.

Desde entonces, Draco sabía que era tan fuerte como cualquier otro dragón, pero que su fortaleza más importante había sido su capacidad de amistad y su bondad en el corazón. Y gracias a ello, se había convertido en un dragón valioso y apreciado por todo el Reino de los Seres Mágicos.

FIN.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dragón y el Reino de los Duendes
¿Te ha gustado «El Dragón y el Reino de los Duendes»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir