La bruja y el arco iris de la esperanza. Érase una vez en una pequeña aldea rodeada de un frondoso bosque vivía una joven llamada Luna. Luna era una chica especial, desde pequeña había descubierto que tenía un don, podía ver cosas que los demás no veían. Era capaz de ver a través de las mentiras, de las tristezas y alegrías de las personas y también podía ver los colores del viento.
En aquella aldea la gente tenía miedo a Luna, creían que sus ojos eran mágicos y que podía hacerles daño. Pero Luna no era una bruja, era solo una joven con un don muy especial y por eso había crecido apartada de la sociedad, sin amigos y sin pareja.
Una tarde, mientras paseaba por el bosque, Luna vio un arco iris que acababa de aparecer en el cielo. No era un arco iris cualquiera, era un arco iris muy brillante que tenía unos colores que no había visto antes. La joven se acercó y se quedó observando el arco iris por un largo rato.
De repente, una voz le habló:
– ¿Qué haces tú aquí, joven Luna?
– Hola, ¿quién eres? – preguntó Luna mientras se giraba para descubrir de dónde venía la voz. Allí, entre los árboles, apareció una anciana, la cual era conocida en aquellos tiempos como la bruja del bosque.
– Soy la bruja del bosque – dijo la anciana sonriendo – veo que te ha llamado la atención este arco iris, ¿verdad?
– Sí – contestó Luna, un poco asustada – es que tiene unos colores muy bonitos que nunca había visto.
La bruja del bosque se acercó a Luna y le preguntó:
– ¿Quieres que te cuente la historia del arco iris?
– Sí, por favor – dijo Luna emocionada.
La bruja comenzó a hablar:
– La historia del arco iris es una historia muy antigua que habla de la esperanza y de la necesidad de creer. Cuenta la leyenda que una mujer muy triste y desesperada acudió a las puertas del cielo a pedir ayuda. Dios se apiadó de ella y decidió darle un regalo muy especial para animarla, dibujó en el cielo un hermoso arco iris con los colores más brillantes que pudo crear. Le dio el arco iris y le dijo: “Cuando la tristeza te invada, mira al cielo y busca el arco iris. Ahí estaré yo, esperando a que me pidas ayuda”.
– ¿Es cierto lo que dice la leyenda? – preguntó Luna.
– Puede que sí, puede que no – respondió la bruja – pero la historia del arco iris es una historia muy bonita que nos recuerda que siempre hay un rayo de luz, de color y de esperanza donde haya oscuridad.
Luna se quedó pensativa un momento y luego dijo:
– Yo siento que mi don es un regalo especial como el arco iris.
– Así es – dijo la bruja – eres una chica muy especial que puede ver más allá de lo que los otros ven. Eres un regalo para los demás.
Luna sonrió feliz, se sintió comprendida y aceptada por alguien que no tenía miedo a ella. La bruja la invitó a tomar una taza de té y charlaron durante horas.
A partir de ese día, Luna y la bruja se hicieron grandes amigas, se veían a menudo y Luna aprendió muchas cosas de ella. Descubrió que la sabiduría no tiene edad, que la magia está en todas partes, que el miedo es solo una emoción más y que la esperanza es lo que nos mueve a seguir y a creer.
Un día, mientras caminaban por el bosque, Luna le contó a la bruja que había visto un niño triste en el pueblo y le había gustado ayudarlo, pero como ella era una chica apartada, no sabía cómo acercarse a él. La bruja le explicó que la mejor manera de ayudar a alguien es siendo uno mismo, y que su don podía ser una ayuda para que las personas se abrieran a ella.
Al regresar al pueblo Luna se acercó al niño, le sonrió y le dijo:
– Hola, soy Luna, ¿quieres jugar? – El niño la miró asombrado y luego sonrió, aceptando la invitación.
De ese día en adelante, Luna dejó de sentirse tanto aislada y su don le ayudó a conocer nuevas personas y a tener una vida más plena. Los colores del viento habían tomado un sentido más profundo, la de unir corazones.
Desde entonces Luna se convirtió en una persona muy querida en el pueblo, ayudó a muchas personas con su don y se convirtió en la guardiana del arco iris de la esperanza. No había tristeza que no pudiera curar o despejar, gracias a su don, su amistad y la leyenda del arco iris.
Un día, mientras caminaba cerca del arco iris, Luna vio que había un lugar vacío entre los colores, uno que no tenía un significado concreto. Decidió que ese color azul, que aún no habia sido definido, representaría lo que ella deseaba para las personas, la paz. Dejó fluir su corazón y proyectó su deseo al cielo. Al día siguiente todos los habitantes del pueblo despertaron sintiendo una profunda paz en sus corazones, miraron al cielo y observaron que ese nuevo color se había hecho realidad, el color azul había sido añadido en el arco iris como una demostración de que todo deseo podía tener cabida.
Así, Luna aprendió que cada uno de nosotros tiene un don especial que nos hace únicos, pero que también podemos compartirlo y hacer felices a los demás. Aprendió que la amistad está en todas partes y que la esperanza es un regalo eterno que siempre nos acompaña. Y aunque la leyenda del arco iris nos recuerde algo tan simple como que la esperanza nunca se pierde, es una verdad más profunda que abarca dentro de sí el amor que brilla intensamente.