La Hada de la Fotografía. Érase una vez una joven llamada Sofía, que amaba la fotografía. Todos los días se levantaba temprano para caminar por el bosque y capturar la belleza de la naturaleza en su cámara. Pero un día, mientras exploraba un sendero nuevo, se topó con un extraño objeto brillante que colgaba de un árbol. Al acercarse, descubrió que era una pequeña hada con alas transparentes.
La hada, sorprendida por la presencia de Sofía, se presentó como la Hada de la Fotografía. Le dijo a la joven que había estado observando sus habilidades con la cámara y que había decido presentarse a sí misma para ayudar a mejorar sus fotos. Sofía estaba emocionada y le preguntó cómo podía ayudarla.
La hada le contó que ella era capaz de controlar la luz y la sombra en cualquier escena, y que podía enseñar a Sofía cómo hacerlo también. Sofía, sintiéndose agradecida, se ofreció a seguir a la hada en lo que fuese necesario. La hada le indicó que cerrara los ojos y que concentrara su mente en las fotografías que había tomado en el pasado. Después de unos minutos, la hada abrió una pequeña caja y sacó un polvo brillante que echó sobre la cámara de Sofía.
Cuando Sofía abrió los ojos, se dio cuenta de que la cámara y todo a su alrededor estaban llenos de luces mágicas que parpadeaban. La hada le indicó a Sofía que capturara una escena mientras manipulaba la luz y la sombra a su antojo. Sofía, poco segura de sí misma, intentó hacerlo pero lo hacía mal. La Hada de la Fotografía la animó a que no se preocupara y que siguiera practicando.
Después de varios intentos y bajo la guía de su hada mentor, Sofía finalmente aprendió a manipular la luz y la sombra de manera efectiva, y a hacer que sus fotografías emerjan con una calidad mágica que parecía sobrenatural. Sofía se dedicó a viajar por el mundo y a tomar fotografías con sus habilidades recién adquiridas. Sus fotos eran tan impresionantes que comenzaron a ser exhibidas en museos y galerías.
Un día, mientras viajaba por uno de los paisajes más hermosos que había visto, Sofía se dio cuenta de que se había perdido. Comenzó a desplegar su mapa, pero nada parecía ayudarle. Al final, decidió sentarse y tomar algunas fotos con su cámara para distraerse un poco del estrés de estar perdida.
Fue entonces cuando escuchó algo moviéndose detrás de la cámara. Cuando miró, vio que la Hada de la Fotografía estaba allí, con una mirada seria en su rostro. La hada le contó que se había estado divirtiendo tanto con la fotografía que había olvidado que estaba en un lugar donde la magia era sumamente importante. Para protegerla, sacó un colgante de su bolsillo y se lo mostró a Sofía.
El colgante era un pequeño cristal que brillaba en tono lila. La hada explicó que ella podría ponerlo en la cámara de Sofía para hacerla invisible. Agarró la cámara de Sofía con sus pequeñas manos y colocó el cristal en la parte superior dela cámara. Sofía experimentó una sensación de vértigo y luego el mundo pareció desaparecer.
Un segundo después, la había de la Fotografía explicó que el hechizo estaba hecho. La joven miró a su alrededor y pudo ver el paisaje como siempre, pero su cámara y ella eran invisibles para todos los que se encontraran allí. Entonces, Sofía pudo retomar su camino con la tranquilidad de que podía salir del bosque sin ser vista por nadie.
Finalmente, Sofía llegó a la civilización. Pasaron los días, pasaron los meses y pasaron los años. Sofía continuó tomando fotos increíbles, pero nunca volvió a ver a su mentora hada. Sin embargo, nunca olvidó lo que había aprendido de ella, y usó ese conocimiento para hacer crecer su pasión por la fotografía. Y quizás, sola detrás de la lente, seguía transmitiendo lo que la hada la enseñó sobre la luz, la sombra y la magia en la naturaleza que nos rodea.
