La Hada de la Película. Érase una vez un mundo mágico donde las hadas eran las guardianas de la naturaleza y los sueños de los niños. De entre todas las hadas, había una en particular que se destacaba por su habilidad para crear mundos imaginarios que hacían felices a los pequeños. Su nombre era Lucía, y era conocida en el mundo mágico como «La Hada de la Película».
Lucía era una hada muy especial, ya que tenía la habilidad de tomar cualquier historia que los niños imaginaban y convertirla en una película que ellos podían ver y vivir en su mente. La imaginación de los niños era su fuente de inspiración, y ella se dedicaba con gran pasión a crear siempre las mejores historias para ellos.
Cada noche, antes de dormir, los niños de todo el mundo pedían un deseo a las estrellas, y Lucía escuchaba atentamente para capturar sus sueños y convertirlos en maravillosas películas para que todos los niños del mundo pudieran disfrutar de ellas.
Sin embargo, una noche, algo extraño sucedió en el mundo mágico. Lucía dejó de escuchar los deseos de los niños, y las estrellas dejaron de parpadear. La magia que fluía por el mundo se detuvo por completo, y todo se volvió gris y triste.
Lucía, desesperada por encontrar la causa de esta situación, decidió emprender un largo viaje por todo el mundo para investigar lo que estaba sucediendo. Cada lugar que visitaba, encontraba a niños tristes y desesperados, que habían dejado de soñar y pedir deseos a las estrellas.
En su camino, se topó con un niño que se llamaba Javier, quien estaba sentado en el borde de un río y parecía muy triste. Lucía se acercó a él y, con ternura, le preguntó qué le sucedía. Javier le contó que su mamá había perdido su trabajo, y que él y su familia se habían mudado a un cuarto pequeño y apretado donde no había suficiente espacio para jugar y soñar.
Lucía entendió que Javier estaba desanimado y desesperado. Decidió hacerle una promesa: «Voy a hacer una película para ti, una película que te hará olvidar tus preocupaciones, que te llevará a un lugar mágico donde no tendrás que pensar en nada más que en soñar y disfrutar».
Javier se iluminó de alegría al escuchar esas palabras, y le pidió que hiciera una película de un príncipe valiente que luchaba contra un dragón malvado para salvar a su reino y a su princesa amada.
Lucía aceptó el desafío y se dedicó a trabajar incansablemente en la película. Cada noche, trabajó horas y horas para hacer realidad los deseos de Javier. Creó un mundo mágico lleno de maravillas, donde el príncipe luchaba contra el dragón malvado para salvar a su reino y a su amada princesa.
Finalmente, después de muchas noches de trabajo, Lucía terminó la película y se la entregó a Javier. Él estaba emocionado y agradecido, y le aseguró que nunca olvidaría la historia mágica que le había dado.
Después de entregar la película a Javier, Lucía se dio cuenta de que su promesa también había hecho que las estrellas volvieran a brillar. La magia del mundo volvió a fluir, y la gente empezó a soñar, a pedir deseos y a creer en la magia otra vez.
Con una sonrisa en su rostro y su corazón lleno de alegría, La Hada de la Película se despidió de Javier, satisfecha de haber cumplido su promesa y haber devuelto la alegría a la vida de los niños.
Desde entonces, siempre que los niños del mundo necesitaban un poco de magia y alegría en sus vidas, Lucía estaba allí para crear una película con la historia que ellos habían soñado para que pudieran vivirla y disfrutarla en su mente.
Y así, La Hada de la Película se convirtió en la guardiana de los sueños de los niños del mundo y en la protectora de la magia que fluye en el mundo mágico y en el mundo real.