La Hada del Agua

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La Hada del Agua
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La Hada del Agua. Érase una vez, en un reino rodeado de lagos y ríos, vivía un hada llamada Naida. Naida era la reina del agua, encargada de cuidar y proteger todo lo relacionado con el elemento líquido en su reino. Tenía la habilidad de controlar las corrientes de los ríos y la profundidad de los lagos. Nadie sabía cómo había obtenido dichos poderes, pero todos los habitantes del reino lo respetaban y le tenían un gran cariño.

La vida de Naida era tranquila y plácida. Cada mañana, se levantaba temprano y se sumergía en las heladas aguas del lago de los cisnes. Allí, realizaba una especie de meditación, donde conectaba con su espíritu y con todo lo que la rodeaba. Era un momento de armonía y paz.

Un día, cuando Naida terminó su meditación matutina y cuando salió de las aguas, se encontró con un extraño visitante. Era un ser humano, algo en su mirada y en su postura la hacía sentir incómoda. Según el hombre, él había llegado al reino para explorar la naturaleza y poder estudiarla. Sin embargo, el hada no confiaba en él, y a pesar de sus intentos de convencerla, le negó la entrada a su territorio.

Pero aquel hombre no quería irse de allí. Se obsesionó con Naida y con su poder, y comenzó a idear un plan para robarle sus habilidades y así, convertirse él mismo en el rey del agua. Conseguiría así, la gloria y el respeto que tanto anhelaba en su mundo humano.

Pasaron las semanas, y aquel humano no se movía del reino del agua. Cada vez que cruzaba sus ojos con la hada, le enviaba una sonrisa pretendiendo que todo era normal. Naida, sin embargo, estaba cada vez más y más preocupada, pues sentía que su mundo y su tranquilidad estaban en peligro.

Un día, aquel humano aprovechó que Naida estaba ocupada atendiendo una emergencia en el rio aledaño, y entró a hurtadillas en su hogar. Rebuscó en cada rincón, buscando la fuente de su poder, pero no encontró nada. Sin embargo, descubrió una bowl que parecía especial en su mesita, y sin pensarlo mucho, la bebió de manera precipitada.

Cuando Naida se dio cuenta de lo que había sucedido, gritó lleno de ira y furia. El humano había bebido de la fuente de su poder, y ahora ya no sería la única con habilidades especiales en su reino. El humano se había convertido en una criatura mitad hombre, mitad pez, como si de un tritón se tratase. Con esos nuevos poderes, el humano comenzó a causar estragos en el agua, y a provocar cambios significativos para su propio beneficio. Pequeños poblados de animales se extinguían a su paso, y los ambientes eran cada vez más insanos.

Por su parte, la hada seguía intentando proteger cada rincón del agua, pero los poderes del tritón se hacían más y más fuertes cada día. Naida estaba desesperada, y llegó al punto de querer abandonar su puesto como reina del agua y huir a algún otro lugar. Pero no podía. Ella sabía que debía proteger su reino, por más difícil y peligrosa que fuera la situación.

Fue entonces que en medio de la desesperación le llegó una nueva visión. En ésta se presentó ante ella una figura divina – la diosa de los ríos. Esta le aconsejó que no abandonara su hogar, que tuviera paciencia y fe en sus habilidades, y que cuidara más de sus tesoros.

Naida entendió entonces, que la fuente de su poder no se encontraba en la bowl mágica, sino en su propia naturaleza. Comprendió, que era la magia del agua misma, lo que le daba su poder. Así, decidió pedir ayuda a todas las criaturas de su reino. Organizó un consejo reunión- la asamblea de los líderes del reino, y decidió trabajar juntos para proteger y reparar todo el daño causado por el tritón humano.

Fue un trabajo arduo y difícil, que duró meses. Pero finalmente, gracias a la unión de todos los seres del reino, se logró deshacer el desastre causado por el tritón humano. La magia regresó al agua, y la tranquilidad y armonía que antes estaban ahí se volvieron aún más fuertes y poderosas.

Desde aquel día, Naida comprendió que su poder no era algo que se daba adquirir, sino una parte intrínseca de ella misma. Continuó ejerciendo su papel como reina del agua, pero nunca más volvió a subestimar la importancia que tenía la colaboración de todos sus allegados, para conservar su hogar en el mejor estado posible.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La Hada del Agua
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