La princesa y la mariposa dorada

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La princesa y la mariposa dorada
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La princesa y la mariposa dorada. Érase una vez una princesa que vivía en un castillo muy grande y hermoso. No obstante, a pesar de tener todo lo que alguna persona pueda desear, ella se sentía aburrida y triste porque no tenía amigos con quien jugar.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, la princesa encontró una mariposa dorada que volaba entre las flores. La mariposa era muy hermosa y brillaba como el sol. La princesa, sorprendida, la siguió con la mirada hasta que desapareció entre los pétalos.

A partir de ese día, la princesa decidió salir todos los días al jardín para buscar a su nueva amiga. Después de varios días de búsqueda, finalmente encontró la mariposa dorada en el mismo lugar donde la había visto antes.

– Hola mariposa -dijo la princesa con emoción-. ¿Quieres ser mi amiga?

La mariposa no dijo nada, pero comenzó a volar alrededor de la princesa, como si quisiera decir que sí.

– Prometo cuidarte y protegerte -siguió hablando la princesa-. ¿Quieres venir a mi habitación para conocernos mejor?

La mariposa aceptó la invitación y, juntas, subieron las escaleras hasta la habitación de la princesa.

– ¡No puedo esperar para contarte todas mis aventuras! -dijo la princesa emocionada.

La mariposa dorada siguió volando alrededor de la habitación, admirando cada detalle mientras la princesa hablaba sobre su vida en el castillo. A partir de ese día, la princesa y la mariposa se hicieron inseparables.

Una tarde, mientras caminaban por el jardín, la princesa se puso triste al pensar en que, por primera vez en su vida, tendría que dejar la seguridad del castillo para casarse con un príncipe de un reino vecino. La mariposa se posó en su hombro y voló con ella hasta su habitación.

– No quiero irme -dijo la princesa con lágrimas en los ojos-. Me gusta mucho mi vida aquí, pero tengo que hacerlo por mi padre y por mi pueblo.

La mariposa, en vez de emprender el vuelo como lo hacía siempre, decidió quedarse en la habitación y trabajar durante toda la noche en una sorpresa para su amiga. La princesa, ya acostada en su cama, no reparó en que la mariposa había desaparecido.

A la mañana siguiente, la princesa despertó con una caja dorada en su almohada. Cuando la abrió, descubrió un vestido dorado y un par de alas que brillaban como la mariposa. Al ponerse el vestido, y las alas, la princesa no pudo contener las lágrimas al ver su reflejo en el espejo. Todo el aburrimiento y tristeza que sentía se habían desvanecido instantáneamente.

Cuando hizo su aparición en el jardín, todos los que estaban presentes en el lugar la admiraron y felicitaron por su belleza. Incluso la mariposa dorada estaba orgullosa de su trabajo y volaba emocionada alrededor de la princesa.

Su padre, el rey, también se sorprendió al verla con un atuendo tan hermoso y, después de saber quién lo había hecho, quiso conocer a la maravillosa mariposa que había alegrado la vida de su hija.

– Me alegra que hayas encontrado una verdadera amiga en la mariposa dorada -dijo el rey-. Pero sabes que debes cumplir con tu destino y casarte por el bien de nuestro reino.

– Lo sé -dijo la princesa con tristeza-. Pero al menos podré llevar conmigo el recuerdo de mi amiga y su trabajo maravilloso.

El día de la boda fue uno de los más tristes y solitarios para la princesa, que extrañaba a su amiga dorada y a su vida en el castillo. Sin embargo, mientras se preparaba para salir rumbo al altar, una luz dorada apareció a su alrededor y, cuando abrió los ojos, la mariposa dorada estaba posada en su hombro como una muestra de su lealtad y amistad, haciendo que la princesa sonriera de alegría.

A partir de ese día, la mariposa dorada se quedó con la princesa durante toda su vida en el reino vecino, y aunque tuvo muchos deberes de princesa y reina, siempre encontró tiempo para su amiga y protegerla de todo peligro, agradecida por la amistad que había recibido de ella.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La princesa y la mariposa dorada
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