La princesa y la puerta mágica

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La princesa y la puerta mágica
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La princesa y la puerta mágica. Érase una vez en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Ana. Ana tenía todo lo que alguien puede desear; una familia amorosa, amigos maravillosos y un hermoso castillo donde vivía. Pero lo que Ana quería más que nada en el mundo era aventurarse más allá de los muros del castillo y ver lo que había al otro lado.

Todos los días, Ana se asomaba por la ventana, miraba el vasto bosque y soñaba con salir y explorar. Pero su padre, el rey, temía por su seguridad y no la dejaba salir del castillo sin la escolta de sus guardias.

Ana se sentía prisionera en su propio hogar, pero un día, mientras miraba por la ventana, vio algo que la dejó boquiabierta. Había una puerta mágica en el jardín del castillo, que parecía conducir a otro mundo.

Ana sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad, así que esperó hasta que llegara la noche y se aventuró fuera de su habitación. La princesa se deslizó por el castillo en la oscuridad, deslizando sus pies por los corredores mientras lo hacía. Finalmente llegó al jardín trasero, donde la puerta mágica se alzaba ante ella. Con un poco de miedo y mucha emoción, Ana abrió la puerta y entró.

Para su asombro, Ana descubrió un mundo mágico en el otro lado de la puerta. El aire olía a tarta de manzana recién horneada y el cielo estaba iluminado por un resplandor de color rosa. Ana sabía que este era un lugar especial.

La princesa dio vueltas por ese mundo mágico, ¡descubriendo tantas cosas nuevas! Descubrió flores que parecían dulces, árboles que hablaban, y muchos otros secretos, algunos mágicos y otros simplemente increíbles. Ana se sintió libre aquí, y finalmente se sintió verdaderamente viva.

Después de explorar durante algún tiempo, la princesa volvió a la puerta mágica. Quizás Ana quería quedarse en ese lugar fantástico todo el tiempo, pero también sabía que tenía que regresar. Si Ana no regresaba a su habitación antes del amanecer, su padre y los guardias comenzarían a buscarla. Así que con un corazón pesado, regresó a su habitación y se acostó en su cama.

La siguiente noche, Ana se escapó nuevamente a través de la puerta mágica. Esta vez, descubrió un hermoso prado lleno de mariposas multicolores que la rodeaban y parecían querer jugar con ella. Ana saltó con las mariposas hasta que llegó la hora de regresar al castillo.

En las noches siguientes, Ana visitó muchos lugares fascinantes a través de la puerta mágica. Fue a un castillo sobre una colina, donde vio bailar a los duendes; a un lago mágico, donde los patos hablaban; y exploró un hermoso jardín que podía cambiar de color con sólo un chasquido.

Pero una noche, cuando estaba explorando en la cima de una montaña escarpada, Ana se enredó en las ramas y resbaló. Ana perdió el agarre y cayó, cayendo hacia un valle rocoso debajo de ella. Entonces, cuando la princesa cerró los ojos, pensó que su aventura había llegado a su final.

Pero, cuando Ana abrió los ojos, descubrió que no estaba en su cama, sino en un lugar muy extraño. Ana intentó sentarse, pero se dio cuenta de que algo la mantenía inmóvil. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en una red gigante en lo alto de un árbol.

De repente, escuchó una voz: “¡Hola! ¿Estás bien?”

Ana observó hacia abajo y descubrió que estaba atrapada en la red de una araña gigante. La araña era amistosa y preguntó si Ana estaba herida, y cuando se dio cuenta de que sólo estaba atrapada, la araña la liberó de la red. La araña le preguntó a Ana cómo había llegado allí y Ana le contó todo acerca de la puerta mágica. La araña le explicó a Ana que para encontrar la puerta mágica, necesitaba usar su intuición y corazón.

Ana agradeció a la araña amable todo lo que había hecho por ella y volvió a su aventura por la puerta mágica. Regresó al castillo y fue directamente a ver a su padre, el rey. Le contó todo sobre la puerta mágica y lo mucho que había aprendido de todas sus aventuras.

El rey estaba impactado, pero finalmente entendió que Ana necesitaba explorar el mundo y descubrir cosas nuevas, y que había aprendido mucho a través de su experiencia. A partir de ese día, permitió que Ana saliera del castillo sin la escolta de los guardias, pero siempre tuvo un ojo en ella.

Ana estaba más feliz que nunca, ya que sabía que tenía un reino entero para explorar y una vida llena de aventuras por delante. A veces, Ana aún recuerda su experiencia en la red de la araña, que la enseñó a seguir su corazón y descubrir cosas nuevas.

Entonces, si algún día te encuentras con una puerta mágica, recuerda lo que aprendió Ana y sigue tu corazón. Nunca sabes lo que encontrarás al otro lado. El mundo es un lugar maravilloso e increíble, y te espera a ti para descubrirlo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La princesa y la puerta mágica
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