La casa de los susurros

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La casa de los susurros
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La casa de los susurros. Érase una vez un pequeño y curioso zorro llamado Zorro que vivía en un bosque mágico. Un día, mientras recolectaba bayas, encontró un extraño edificio que no había visto antes. Era una casa grande y antigua que parecía estar abandonada. Pero, lo que más llamó la atención de Zorro fueron los susurros que venían de dentro.

Zorro, intrigado por los susurros, decidió acercarse a la casa. Cuando llegó, se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. Con un poco de miedo, entró y comenzó a explorar. La casa estaba vacía, pero los susurros seguían siendo audibles. Zorro decidió seguir los susurros y encontró una habitación secreta.

Dentro de la habitación, había una anciana sentada en una silla. La anciana parecía muy feliz al ver al pequeño zorro y le dijo que se había quedado dormida en esa casa desde hacía mucho tiempo. Zorro preguntó sobre los susurros que había estado escuchando y la anciana respondió que la casa era conocida como «La casa de los susurros» porque estaba habitada por hadas.

Las hadas eran muy tímidas y preferían susurrar en lugar de hablar en voz alta. Pero cuando Zorro preguntó si podía conocerlas, la anciana sonrió y dijo que si era lo suficientemente amable, las hadas se presentarán ante él.

Zorro se emocionó mucho y decidió explorar la casa buscando a las hadas. Después de recorrer muchas habitaciones, finalmente encontró a las hadas en el jardín delantero. Había hadas de muchos colores, todas hermosas y brillantes. Zorro se quedó impresionado y después de saludarlas, les preguntó si podía hablar con ellas.

Al principio, las hadas eran tímidas pero después de que Zorro mostrara su amabilidad y curiosidad, comenzaron a contarle sus historias. Las hadas contaban que solían ser muy felices y juguetonas, pero un día una bruja malvada las hechizó y las encerró en la casa. Desde entonces, no han podido salir de la casa.

Zorro quería ayudar a las hadas pero no sabía cómo. Fue entonces cuando la anciana apareció y les preguntó cómo podía ayudar. Las hadas explicaron que sólo una persona pura de corazón y bondadosa puede romper el hechizo. La anciana le dijo a Zorro que él era esa persona y que tenía que encontrar la llave para abrir la puerta y liberar a las hadas.

Zorro se puso manos a la obra e inició la búsqueda de la llave. La buscó por todas partes hasta que, finalmente, la encontró en una habitación secreta en el último piso de la casa. Zorro tomó la llave y corrió hacia la puerta principal de la casa. Con la llave correcta, desbloqueó la puerta y rompió el hechizo.

Al instante, las hadas recuperaron su forma original y se convirtieron en hermosas hadas brillantes. Los pájaros cantaron y las flores florecieron. Zorro estaba muy feliz de haber liberado a las hadas en La casa de los susurros. Las hadas, agradecidas, le concedieron un deseo como recompensa.

Zorro pensó en lo que más deseaba y decidió compartir su recompensa con los demás animales del bosque. Pidió que todos pudieran tener un lugar seguro donde vivir, donde puedan encontrar refugio y comida en cualquier momento. Las hadas oyeron su petición y, con un hechizo, crearon un pueblo en el bosque para que los animales vivieran cómodamente.

Zorro se convirtió en un héroe del bosque y nunca dejó de explorar su hogar mágico. Siempre visitaba La casa de los susurros para jugar con las hadas y contarles sus aventuras. Y así, la casa se convirtió en un lugar de paz y diversión para todos.

Desde entonces, las hadas y los animales en el bosque se volvieron más amables y compasivos, y siempre recordaron la historia del pequeño zorro que cambió las vidas de muchos con su bondad y amor. Y aunque Zorro nunca más escuchó los susurros en la casa, siempre la recordó como un hogar lleno de amor y magia.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa de los susurros
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