La casa de los vampiros

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La casa de los vampiros
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La casa de los vampiros. Érase una vez una casa muy especial, la casa de los vampiros. No era una casa como las demás, pues en ella vivían una familia de vampiros muy simpáticos y amables. Los vecinos del barrio siempre se preguntaban cómo era posible que convivieran con ellos sin tener miedo, pero lo que no sabían era que estas criaturas fantásticas eran muy divertidas y buenas personas.

La casa de los vampiros era muy bonita, con un jardín lleno de flores y una fuente en el centro que parecía salpicar agua de luz en todas direcciones. Los vampiros vivían en paz y armonía, disfrutando de la vida y de todo lo que les rodeaba. Tenían un montón de amigos y amigas, entre ellos muchos humanos que se asombraban al ver lo diferentes que eran en realidad a lo que les contaban los cuentos de terror.

En la casa de los vampiros había un pequeño al que todos querían mucho, su nombre era Luis y tenía seis años. Era un niño muy divertido y curioso que siempre estaba preguntando a su familia y amigos cosas sobre vampiros y las historias que se contaban sobre ellos. Sus padres, Vlad y Mirta, le explicaban que la mayoría de las cosas que se decían sobre los vampiros eran mentira, y que en realidad ellos solo querían vivir en paz y tranquilidad.

Un día, Luis decidió hacer una sorpresa a sus padres y amigos de la casa de los vampiros. Se preparó muy bien para la ocasión, y cuando el sol se puso y la noche se hizo presente, empezó a llamar a la puerta de la casa. Los vampiros, que estaban en el jardín disfrutando de la noche, se asombraron al ver que era su amigo Luis el que les pedía entrar en la casa.

Mirta, la mamá de Luis, llegó a la casa de los vampiros al día siguiente buscando a su hijo. Al entrar, lo encontró jugando con todos sus amigos de la casa de los vampiros y se sorprendió muchísimo. Al principio, Mirta tuvo miedo y se preocupó por la seguridad de su pequeño, pero al ver a todos los simpáticos vampiros y ver que eran muy amables y educados, se dio cuenta que no había nada de qué temer.

Desde entonces, la familia de Luis y la de los vampiros se hicieron muy amigos, se visitaban muy seguido y organizaban fiestas juntos. Los humanos del barrio se quedaban atónitos al ver la amistad que existía entre los vampiros y los humanos, y poco a poco empezaron a entender que los vampiros no son seres malvados, sino que son como cualquier otra persona con sentimientos, buenos deseos y necesidades.

Y así, la casa de los vampiros se convirtió en un lugar de admiración y respeto por parte de todos, donde la amistad y la felicidad eran las principales protagonistas. Los cuentos de miedo desaparecieron y dieron paso a la verdad, a la amistad y al amor, formando un mundo lleno de aventuras y diversión para Luis y todos sus amigos. ¿Quién dijo que no se puede hacer amigos con vampiros? En la casa de los vampiros todo es posible.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa de los vampiros
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