La casa del carrusel de la muerte. Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, había una casa abandonada llamada La casa del carrusel de la muerte. La casa se encontraba en el medio del bosque y todos los niños del pueblo hablaban sobre ella, contando historias aterradoras de lo que podría suceder si alguien se atrevía a entrar.
Una tarde, tres amigos llamados Tomás, Sofía y Juan decidieron investigar por sí mismos la misteriosa casa. Se prepararon para la expedición, llevando linternas, cuaderno y lápiz para registrar todo lo que pudieran encontrar. Antes de salir, se despidieron de sus padres y les prometieron regresar temprano.
Cuando llegaron a la casa, notaron que la puerta estaba abierta, aún así no se atrevían a entrar sin antes revisar el alrededor. En el jardín de la casa encontraron un carrusel cubierto de polvo pero que aún estaba en perfecto estado. Sofía se sentó en el carrusel y, sin poder evitarlo, lo accionó. Tanto Sofía como el carrusel desaparecieron ante los ojos de sus atónitos amigos.
Tomás y Juan, desconcertados y preocupados por la desaparición de su amiga, se unieron de inmediato para buscar la manera de encontrarla. Regresaron a la casa y, buscando en el polvoriento sótano, encontraron una máquina extraña que parecía tener un botón grande y rojo. Sin pensarlo dos veces, lo presionaron y, de repente, todo comenzó a girar y el piso debajo de ellos se fue desvaneciendo.
Después de un aterrizaje difícil, se dieron cuenta de que habían llegado a una nueva dimensión: habían viajado a un mundo desconocido habitado por criaturas maravillosas y sorprendentes. Mientras se preguntaban qué habría pasado con su amiga Sofía, oyeron un ruido extraño que venía de la distante colina. Al levantarse para investigar el origen del ruido, encontraron a Sofía inconsciente en el suelo.
Luego de reanimarla, Sofía les contó que después de sentarse en el carrusel, el carrusel comenzó a girar a una velocidad extrema. Las luces parpadearon y luego sintió que su cuerpo se elevaba en el aire. Cuando abrió los ojos, se encontraba rodeada de extraños cielos y nubes, y no sabía cómo había llegado allí.
Después de escuchar la historia, los tres amigos se dieron cuenta de que deben encontrar la manera de regresar a su mundo y que la clave podría estar en la extraña máquina que encontraron debajo de la casa. Se pusieron a investigar y descubrieron que la máquina tenía la capacidad de teletransporte, pero necesitaban generar suficiente energía para activarla.
Los tres amigos se dieron cuenta de que deberían pedir ayuda a las criaturas en el nuevo mundo para reunir la energía necesaria y activar la máquina. Se acercaron a unas pequeñas criaturas llamadas «chispitas», que parecían ser las más amigables y se ofrecieron a ayudar en la construcción de una gran estructura que atraería la energía suficiente para activar la máquina.
Después de varios días, la estructura estuvo lista, y la máquina se activó. Al principio no tuvieron éxito, pero siguieron intentando hasta que de repente se produjo una sacudida y los tres amigos regresaron a su mundo.
Al llegar a su casa, los tres amigos se apresuraron a ver a sus padres y contarles todo lo que había sucedido. Para su sorpresa, a pesar de que los amigos habían estado afuera durante varios días en una dimensión diferente, habían solo pasado unos minutos en su mundo real.
Después de compartir sus historias con sus padres y amigos, los tres amigos decidieron mantener la aventura en secreto, sabiendo que sería difícil de creer para muchas personas en su pueblo. Aunque, el recuerdo de la casa del carrusel de la muerte siempre permanecería en su mente como una de las mayores aventuras que hayan tenido en sus vidas.