La casa del cementerio de las mariposas. Érase una vez un lugar mágico llamado la casa del cementerio de las mariposas. Era un lugar hermoso, con flores de todos colores, árboles altos y una brisa fresca que siempre soplaba. Pero, a pesar de ser tan bonito, este lugar era un poco triste.
Se llamaba así porque allí vivían las mariposas que habían muerto. Cuando una mariposa dejaba este mundo, su alma volaba hacia la casa del cementerio de las mariposas y allí descansaba hasta el fin de los tiempos.
En la casa del cementerio de las mariposas, las mariposas no eran como las que conocemos. No tenían colores brillantes ni alas suaves, sino que estaban hechas de un material transparente, como si fueran de vidrio. Pero a pesar de su aspecto frágil, eran fuertes, y había tanto que podían hacer.
Un día, una mariposa mágica llegó volando a la casa. Esta mariposa era diferente de todas las demás. No era transparente, ni estaba hecha de vidrio. Era una mariposa de colores brillantes, y detrás de ella dejaba un rastro de polvo mágico.
Las mariposas del cementerio nunca habían visto algo parecido, y se acercaron a la mariposa mágica para preguntarle de dónde venía y qué hacía allí.
«Venimos de muy lejos», dijo la mariposa con una sonrisa en sus labios. «Somos las mariposas del país de los cuentos. Y he venido aquí para pedirles ayuda».
Las mariposas del cementerio se miraron entre sí, preguntándose cómo podrían ayudar a la mariposa mágica.
«Estamos comprobando nuestros cuentos y canciones para asegurarnos de que estén bien», continuó la mariposa mágica. «Necesitamos su ayuda para asegurarnos de que son verdaderos y que la magia nunca se pierda».
Las mariposas del cementerio se sintieron halagadas. Sabían que los cuentos eran importantes y querían ayudar.
«¡Por supuesto que sí!», dijeron en coro. «Ayudaremos de todas las formas posibles».
La mariposa mágica sonrió y sacó un pequeño frasco lleno de polvo mágico.
«Con esto podrán volar por todo el mundo de los cuentos. Podrán vivir las historias, conocer a los personajes y ver con sus propios ojos si los cuentos son verdad».
Las mariposas del cementerio estaban emocionadas. Nunca habían salido de su hermoso jardín, y ahora tendrían la oportunidad de viajar por el mundo.
La mariposa mágica les explicó cómo usar el polvo mágico y les dijo que tuvieran cuidado de no perderse en el camino.
Y así, las mariposas del cementerio se aventuraron en el mundo de los cuentos. Volaron por el país de las maravillas, se encontraron con Cenicienta y ayudaron a Peter Pan a vencer al Capitán Garfio. Vivieron aventuras emocionantes y aprendieron lecciones importantes.
Después de un tiempo, las mariposas del cementerio regresaron a su casa en el cementerio de las mariposas, donde esperaba la mariposa mágica.
«¿Qué tal les fue?», preguntó la mariposa mágica con una sonrisa.
«Fue increíble», dijo una de las mariposas. «Hemos volado por el país de las maravillas, ayudamos a Cenicienta y vivimos aventuras inolvidables. Y lo más importante, aprendimos que los cuentos son verdaderos».
La mariposa mágica asintió.
«Es verdad», dijo. «Los cuentos son una forma de compartir historias y enseñanzas importantes. Son una parte importante de nuestra cultura y es importante que siempre los recordemos».
Las mariposas del cementerio asintieron, felices de haber visto con sus propios ojos que las historias que se contaban en la casa del cementerio de las mariposas eran verdaderas.
La mariposa mágica voló alrededor del cementerio de las mariposas, esparciendo su polvo mágico por todas partes. Las flores crecieron un poco más, los árboles parecían más altos y la brisa fresca soplaba aún más fuerte.
Las mariposas del cementerio se sintieron renovadas y llenas de vida.
«Gracias por venir a visitarnos», dijeron las mariposas del cementerio mientras la mariposa mágica volaba por encima de ellas. «Siempre serás bienvenida».
La mariposa mágica sonrió y se alejó volando, dejando un rastro de polvo mágico detrás de ella.
Las mariposas del cementerio de las mariposas volvieron a su rutina diaria, pero ahora sabiendo que hay un mundo lleno de cuentos y aventuras. Y sabía que nunca volverían a sentirse tristes, porque sabían que las historias eran verdaderas, y que la magia nunca moriría.