La casa del infierno de las llamas. Érase una vez una casa muy vieja y en mal estado conocida como La casa del infierno de las llamas. Nadie sabía exactamente quién había vivido allí, pero la gente del pueblo contaba historias de terror sobre el lugar. Decían que la casa estaba embrujada y que las llamas ardían en su interior sin ninguna razón aparente.
Un día, un grupo de niños decidió explorar la casa del infierno de las llamas. Al principio, estaban un poco asustados, pero luego se dieron cuenta de que no había nada de qué preocuparse. El lugar estaba vacío y las llamas no parecían estar ardiendo en ningún lugar.
De repente, una nube de humo negro comenzó a emerger desde el sótano. Los niños se asustaron, pero la curiosidad fue más fuerte y decidieron investigar lo que había abajo. Con mucho cuidado, bajaron las escaleras y se encontraron con una máquina extraña que parecía ser una especie de motor.
Detrás del motor, descubrieron un pequeño trozo de papel que decía: «Si deseas saber la verdad sobre la casa del infierno de las llamas, debes encender este motor». A pesar de estar asustados, los niños se miraron unos a otros y, finalmente, uno de ellos tuvo la valentía de prender esa máquina.
Acto seguido, la habitación comenzó a girar, y los niños perdieron el equilibrio. Cuando finalmente se detuvo, se encontraron en una habitación llena de libros antiguos. En medio de la habitación, había un candelabro encendido que iluminaba todas las paredes.
En ese momento, apareció una figura misteriosa. Era una mujer vestida de negro con una extraña mirada. Los niños se asustaron pero ella les habló en una voz suave y tranquilizadora.
«Mi nombre es Abigail. Viví en la casa del infierno de las llamas hace muchos años. Nadie quería hablar conmigo y todos me temían. Un día, descubrí que este motor mágico podría llevarme a cualquier lugar del mundo, y eso es exactamente lo que hice. A lo largo de mi vida, he aprendido muchos secretos y he tratado de convertirme en una buena persona. Pero hay una cosa que he aprendido que quiero compartir contigo: si tienes el coraje de enfrentar tus miedos, podrás superar cualquier obstáculo».
Los niños escucharon sorprendidos, pero la sabia mujer continuó hablando. «La casa del infierno de las llamas nunca estuvo embrujada. No hay ningún tipo de magia maligna en ella. Simplemente es una casa vieja, que ha sido abandonada por muchos años. Las llamas eran causadas por fallas eléctricas, y siempre había una explicación lógica detrás de todo».
Abigail explicó que, aunque se sentía sola en la casa, nunca dejó que su soledad se convirtiera en su enemigo. En cambio, utilizó la oportunidad para aprender y crecer. Los libros que rodean la habitación eran su compañía constante, y su conocimiento la ayudó a convertirse en una persona mejor.
Los niños se sintieron inspirados por la historia. Se dieron cuenta de que sus miedos eran solo eso, miedos, y que no tenían razón de ser. Fueron capaces de explorar la casa y enfrentar sus temores porque habían aprendido que no hay nada más fuerte que el valor.
Con esa nueva perspectiva, los niños comenzaron a explorar la casa con un nuevo entusiasmo, descubrieron nuevos secretos y comunicaron a todo el pueblo que la casa del infierno de las llamas era solo un lugar, que la real leyenda era la de una mujer valiente que tomó su soledad como una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal. Desde ese día, la casa se convirtió en el lugar más popular en el pueblo y todos querían explorarla.
Los niños habían descubierto la verdad detrás de la casa del infierno de las llamas y su aventura los había enseñado una valiosa lección: nunca hay que tener miedo de lo desconocido, porque siempre habrá una explicación lógica detrás. Con esa lección aprendida, los niños pudieron caminar a través de la vida con mayor seguridad y confianza en sí mismos. Y Abigail, la misteriosa mujer, continuó siendo una leyenda, no por ser una bruja malvada, sino por ser una mujer valiente y de corazón bondadoso.