La casa de la esquina de la muerte

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La casa de la esquina de la muerte
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La casa de la esquina de la muerte. Érase una vez, en una pequeña casa en la esquina de una calle, vivía una anciana muy especial. Muchos niños y niñas de la ciudad le temían, y algunos incluso decían que era una bruja. Pero en realidad, la anciana no era mala. Solo que tenía un jardín muy peculiar que parecía algo escalofriante.

El jardín de la anciana no tenía rosales ni margaritas, ni tampoco flores llenas de color. Su jardín estaba lleno de árboles retorcidos y negros, plantas extrañas y hojas venenosas. Y lo que lo hacía aún más extraño era el hecho de que cada flor, cada planta y cada árbol tenía nombres en letras doradas, escritas con una caligrafía perfecta.

Un día, una niña llamada Sofía pasó por la casa de la anciana y se asombró al ver el jardín. Se acercó a la verja y la anciana salió de su casa para saludarla.

– Hola, niña. ¿Ves mi jardín? – dijo la anciana en un tono suave.

– Sí, es extraño pero hermoso – respondió la niña.

– ¿Te gustaría saber cómo las plantas y los árboles consiguieron esos nombres? – preguntó la anciana.

Sofía asintió emocionada y juntas empezaron a caminar por el jardín. La anciana le contó historias detalladas de cada planta, desde cómo sus hojas venenosas ayudaron a salvar a un pueblo hasta cómo los árboles retorcidos protegieron una cueva mágica. Sofía estaba completamente fascinada con todas las historias.

– ¿Por qué nunca has compartido estas historias con la ciudad? – preguntó Sofía curiosamente.

– La gente de la ciudad solo ve lo negativo en mi jardín, nunca se han tomado el tiempo para buscar la belleza en él – dijo la anciana tristemente.

Sofía decidió que necesitaba hacer algo para ayudar. Así que, antes de irse a la cama esa noche, hizo un cartel que dijo «Visita el jardín de la anciana para conocer historias increíbles».

Al día siguiente, Sofia colocó el cartel en la tienda de comestibles del vecindario. La gente de la ciudad comenzó a hablar del jardín y muchos decidieron visitarlo. La anciana estaba encantada de recibir a los visitantes y les contó las mismas historias que le había contado a Sofía.

Los niños y niñas descubrieron lo hermoso que era el jardín y cómo la anciana no era una bruja maligna, sino solo alguien que amaba todas las plantas y animales en su pequeño jardín. Finalmente, la gente de la ciudad comenzó a ver el jardín desde una nueva perspectiva, y dejaron de pensar en la casa como «la casa de la esquina de la muerte».

Cada vez que alguien venía a visitar la anciana, aprendían nuevas historias sobre las plantas y árboles en el jardín. Con el tiempo, la anciana comenzó a recibir visitas regulares de niños y niñas, así como de adultos, emocionados de conocer las nuevas historias que había para compartir.

El jardín, que alguna vez fue visto como algo temible, se convirtió en un lugar de belleza y admiración. La anciana estaba feliz de compartir su amor por todas las plantas y la gente comenzó a apreciar la sabiduría que ella tenía para compartir.

Finalmente, el jardín de la anciana se convirtió en un lugar legendario donde los niños y niñas venían a escuchar cuentos y ver la belleza de las plantas, mientras que los adultos vinieron a aprender nuevas historias y apreciar la vida en todas sus formas.

Y así es como una pequeña niña llamada Sofía cambió la percepción de una comunidad sobre un lugar extraño y lo convirtió en el lugar más emocionante y educativo de la ciudad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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