La casa del laberinto de la agonía

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La casa del laberinto de la agonía
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La casa del laberinto de la agonía. Érase una vez una casa mágica llamada La casa del laberinto de la agonía. Muchos aventureros habían entrado en ella, pero nadie había conseguido salir. La casa estaba llena de trampas y laberintos, y nadie sabía cómo escapar de ella.

Un día, llegó a La casa del laberinto de la agonía una niña muy valiente llamada Lola. Ella había oído hablar de la casa en su pueblo y decidió que era hora de descubrir el misterio que la rodeaba.

Cuando Lola entró en la casa, se encontró en una sala gigante con muchos caminos diferentes. Todos parecían iguales, y no sabía cuál elegir. Finalmente, decidió seguir el camino de la derecha. Sin embargo, después de unos minutos, se dio cuenta de que estaba perdida. Se había metido en un laberinto y no sabía cómo salir.

Lola comenzó a sentirse asustada y sola, pero no se rindió. Decidió que tenía que encontrar una solución, así que recordó los consejos de su abuela. Su abuela siempre le decía que, cuando se encontraba en una situación difícil, debía preguntarse: ¿Qué haría mi héroe favorito?

Lola sonrió y pensó en su héroe favorito de los cuentos de hadas: Blancanieves. Si Blancanieves pudiera salir ilesa de la casa de la bruja, entonces ella también podría encontrar una solución.

Luego, Lola comenzó a cantar una canción que había escuchado en su pueblo:

«Con valor y determinación,

de la casa del laberinto

voy a salir sin vacilación,

y ceñida con su cinturón

mi espada arma de la decisión.»

Lola se sintió mucho mejor después de cantar y decidió que tenía que encontrar una solución. Entonces, comenzó a caminar por el laberinto, cuidadosamente. De repente, ¡vio una llave!

La llave estaba en un estante en la pared. Lola se dio cuenta de que era la llave del laberinto y se animó. Cogió la llave y comenzó a buscar una puerta cerrada que pudiera abrir.

Pocos minutos después, encontró una puerta que estaba cerrada. Era una puerta muy grande hecha de madera oscura. Lola insertó la llave y la puerta se abrió de inmediato.

Lola no podía creer lo que veía. La puerta se abría y ella salía de La casa del laberinto de la agonía, bajo la cálida luz del sol.

«Lo logré», exclamó Lola con alegría.

Por fin, Lola había encontrado la salida de la casa. Había superado el desafío y había aprendido una lección importante: siempre debes ser valiente y confiar en ti mismo.

Lola nunca volvió a entrar en La casa del laberinto de la agonía, pero se convirtió en una leyenda en su pueblo. La gente siempre contaba la historia de la niña valiente que había ganado a la misteriosa casa y encontrado la salida.

Desde ese día, Lola aprendió que, aunque a veces puedes sentirte perdido, siempre hay una solución si eres lo suficientemente valiente para encontrarla. No importa cuán difícil pueda ser el camino, siempre hay una luz al final del túnel, y los sueños pueden hacerse realidad si nos lo proponemos con perseverancia y determinación como Lola.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa del laberinto de la agonía
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