La casa del bosque de la perdición. Érase una vez una casa en medio del bosque, una casa oscura y misteriosa donde vivía un monstruo que aterrorizaba a los niños y niñas del pueblo cercano. Nadie se atrevía a acercarse a la casa, ni siquiera los animales del bosque. Todo el mundo la conocía como La casa del bosque de la perdición.
Un día, un grupo de valientes amigos decidieron investigar la casa del bosque de la perdición. Habían oído rumores sobre un tesoro que se encontraba dentro de ella y, aunque les daba miedo, estaban decididos a encontrarlo.
Así que, armados con valentía y sus linternas, se aventuraron en el bosque en la oscura noche. Todos estaban muy nerviosos, parecía como si el mismo bosque les estuviera asustando con sus susurros y ruidos extraños.
Finalmente, después de mucho caminar, encontraron la casa. Era una casa grande y espeluznante, con un jardín descuidado y ventanas rotas. Al acercarse, escucharon algo parecido a un gruñido, pero continuaron.
Cuando entraron a la casa, se encontraron con un ambiente aún más tenebroso que el jardín. A medida que se adentraban, las sombras parecían crecer y el aire se volvía más pesado.
De repente, una figura gigante y monstruosa apareció en frente de ellos. Todos gritaron asustados, pero luego se dieron cuenta de que era solo un árbol que, por la luz y la sombra, parecía extraño. Con un suspiro de alivio, siguieron avanzando.
Encontraron una habitación con un enorme sillón y una chimenea con troncos apilados alrededor. Juntos, encendieron la chimenea y se sentaron alrededor del fuego con sus linternas apagadas. Reían y charlaban como si nada les hubiera mostrado miedo.
Fue entonces cuando, detrás de la cortina, escucharon un ruido extraño. Todos se levantaron de repente, los corazones latían con fuerza. ¿Sería el monstruo que todos temían?
Se acercaron con mucha precaución hacia el lugar donde se originó el sonido y, con mucho temor y expectativa, abrieron la cortina.
¡No podían creer lo que vieron! ¿Era en verdad el monstruo que habían estado buscando? No, lo que encontraron fue un gatito, pequeño y asustado, que les miraba con ojos enormes.
Una vez tranquilos, lo llevaron a la chimenea y le dieron algo de leche, y allí se quedó dormido. Fue en ese momento que se dieron cuenta de que, a veces, las cosas no son lo que parecen. Y no siempre hay que tener miedo de lo desconocido.
Con este nuevo amigo, siguieron explorando lo que parecía ser una inagotable búsqueda en la casa. Se encontraron con muchas cosas interesantes y pintorescas. Encontraron hongos coloridos, libros, muñecas antiguas, y joyas que brillaban en la oscuridad.
Lo más interesante que encontraron fue un cofre de madera, muy viejo y cubierto de polvo. Llenos de emoción, lo abrieron y encontraron algo inesperado. Dentro estaba un libro grande y pesado. Con la alegría de saber que habían encontrado algo valioso, lo abrieron y encontraron pistas que les llevarían al tesoro que habían escuchado sobre la casa del bosque.
Pasando de página en página, seguidos del maullido del gatito, encontraron un mapa que les llevaría hasta el tesoro. Era un tesoro de inmensa riqueza, ¡y sabían que sería el mejor hallazgo de sus vidas!
Por supuesto, habiendo encontrado un nuevo amigo, todos decidieron compartir el tesoro y volver a casa juntos. Y, así, todos vivieron felices para siempre.
La casa del bosque de la perdición dejó de tener un aura de miedo. En adelante, se convirtió en un lugar mágico y misterioso en el que los niños y niñas del pueblo solían encontrarse para distintas aventuras, para explorar y descubrir juntos. Con la amistad de un humilde gatito, tuvieron una de las experiencias más emocionantes y fascinantes de sus vidas.