La casa del laberinto de la locura infinita

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La casa del laberinto de la locura infinita
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La casa del laberinto de la locura infinita. Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una casa muy peculiar: la casa del laberinto de la locura infinita. Nadie sabía exactamente cómo había llegado allí, pero desde siempre había estado allí, en el borde del pueblo, con sus paredes de piedra negra y su tejado rojo.

La gente del pueblo contaba historias de la casa del laberinto de la locura infinita. Decían que dentro había un laberinto enorme, lleno de habitaciones que podían cambiar de lugar por sí mismas. También decían que quien entrara en la casa se volvería loco, y que nunca volvería a salir.

Pero un día, una niña llamada Ana decidió explorar la casa del laberinto de la locura infinita. Ana era una niña muy valiente, y no creía en todas esas historias terribles que la gente contaba sobre la casa. Ella pensó que, si exploraba el lugar, podría descubrir la verdad detrás de las historias.

Así que un día, mientras todos los demás niños estaban ocupados jugando en el campo de fútbol, Ana se escapó y se dirigió hacia la casa. La entrada estaba llena de maleza y las puertas y ventanas estaban cerradas con tablones de madera, pero Ana encontró un agujero en la cerca y logró entrar.

Una vez dentro, Ana encontró una puerta antigua. Al otro lado, había un pasillo muy largo y oscuro. Ana sacó su linterna y se aventuró por el pasillo.

Al principio, el pasillo parecía normal, pero pronto se dio cuenta de que las paredes y el techo parecían moverse y cambiar de forma. Algunas veces, el pasillo era más estrecho, otras veces más amplio. Cada vez que Ana se giraba, parecía que estaba en una ubicación diferente.

Finalmente, después de un rato de caminar, Ana llegó a una puerta. La abrió y descubrió una habitación vacía, con paredes blancas y suelo de mármol. Pero Ana pronto se dio cuenta de que la habitación estaba vacía por una razón: las paredes parecían estar conduciendo a una especie de portal.

Ana decidió que no le importaba si se volvía loca o no, lo importante era que descubriera la verdad detrás de la casa del laberinto de la locura infinita. Así que, sin pensarlo dos veces, caminó hacia el portal.

De repente se vio envuelta en un remolino de luz y colores, cayendo en un precipicio de azul intenso antes de aterrizar en el suelo de una habitación.

La habitación estaba llena de estantes colmados de libros polvorientos, y al final del espacio había una alacena de madera oscura. Ana se acercó y rápidamente comenzó a abrir los cajones, buscando cualquier pista para descifrar el misterio de la casa.

Finalmente, encontró un libro que llamó su atención. Estaba escrito en un idioma desconocido y parecía haber sido escrito hace cientos de años. Con curiosidad, comenzó a hojear las páginas hasta que encontró una página que parecía importante.

«La casa del laberinto de la locura infinita no es una casa normal. Es un lugar mágico, y solo aquellos que lo merecen pueden probar las maravillas que se encuentran dentro. Si quieres descubrir sus secretos, tendrás que demostrar que eres lo suficientemente valiente y sabio como para merecerlos». Ana sabía lo que tenía que hacer. Tenía que seguir adelante, aunque eso significara enfrentarse a la locura y a la incertidumbre.

Con determinación, Ana se levantó y se dirigió hacia la puerta que llevaba al siguiente pasillo del laberinto. Ahora sabía que solo aquellos lo suficientemente valientes y sabios podían adentrarse en la casa del laberinto de la locura infinita; y ella estaba dispuesta a probar que lo era.

Al final del pasillo, encontró una nueva puerta. Al abrir la puerta, un brillo de luz cegadora la recibió. Ana se cubrió los ojos mientras se acostumbraba a la nueva iluminación.

Cuando finalmente abrió los ojos, estaba en una cabaña en la parte superior de una montaña. Había flores por todas partes, y podía sentir el olor de las hojas y la tierra bajo sus pies. En la distancia, podía ver un río que fluía por el valle.

Entonces Ana se dio cuenta de que había subido una montaña. Había demostrado que era lo suficientemente valiente y sabia para merecer los secretos de la casa del laberinto de la locura infinita.

Ana sonrió, sabiendo que había superado un gran desafío. Ahora podía volver a casa y contarles a todos la verdad sobre la casa del laberinto de la locura infinita. Era un lugar mágico que solo los más valientes y sabios podrían explorar.

Así que Ana volvió a su pueblo, donde corrió a contarle a todos sobre su aventura en la casa del laberinto de la locura infinita. Sus amigos de la escuela estaban emocionados por su historia, y incluso los adultos del pueblo quedaron sorprendidos por la valentía de Ana.

Desde entonces, la casa del laberinto de la locura infinita se convirtió en un lugar de peregrinaje para aquellos niños curiosos y valientes, que querían probar que eran lo suficientemente sabios y fuertes para explorar la mágica casa. Y Ana, por su parte, había demostrado que era la más valiente de todos ellos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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