La casa del bosque de los seres malditos

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La casa del bosque de los seres malditos
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La casa del bosque de los seres malditos. Érase una vez, en el bosque más oscuro y mágico que pudieras imaginar, se encontraba una casa muy peculiar. Se le conocía como la casa del bosque de los seres malditos. ¿Por qué se le llamaba así? Bueno, dicen los rumores que los seres malditos habitaban ahí. Pero nadie sabía con certeza quiénes eran estos seres y qué hacían en la casa del bosque.

La mayoría de las personas del pueblo tenía miedo de acercarse a ella, pero había un pequeño grupo de amigos, Lucía, Tomás y Ana, que eran muy curiosos y decidieron investigar. Un día, mientras exploraban el bosque, tropezaron con la casa. Se acercaron con mucho temor, pero notaron que la puerta estaba entreabierta. Decidieron entrar y, para su sorpresa, la casa parecía estar habitada por varios seres extraños.

Había uno que parecía ser una especie de gigante, otro que tenía orejas enormes y el tercero se parecía a un esqueleto viviente. Los niños se quedaron impresionados y se dieron cuenta de que estos seres no eran malditos, sino simplemente diferentes. Se acercaron con mucho cuidado y preguntaron: «¿Quiénes son ustedes?» Los seres se dieron vuelta y uno de ellos, el gigante, respondió: «Somos los guardianes del bosque».

Lucía, Tomás y Ana nunca habían oído hablar de los guardianes del bosque, y estaban muy intrigados. Preguntaron qué hacían allí y el guardián con orejas enormes explicó: «El bosque es muy importante para nosotros y debemos protegerlo. Los humanos están destruyendo los árboles y la vida silvestre, y nosotros estamos haciendo todo lo posible para protegerlo».

Los niños entendieron por qué la casa del bosque era tan importante. En ese momento, el guardián esqueleto se acercó y les explicó que, a pesar de que parecían diferentes a los seres humanos, siempre habían querido convivir en paz y armonía. Pero como mencionaba el guardián gigante “Los humanos nos tienen miedo y se alejan”.

Los amigos les dijeron: «Nosotros creemos que no debería haber miedo entre los seres. Todos tenemos derecho a vivir en este mundo». Los guardianes asintieron y se dieron cuenta de que Lucía, Tomás y Ana eran distintos a otros humanos que conocían. En ese momento, los guardianes hicieron algo sorprendente, les dieron un talismán mágico a los niños, que representaba la armonía entre los seres.

Les advirtieron que no debían perderlo, ya que era muy especial. Los amigos agradecieron con muy poco entendimiento de las implicaciones verdaderas de tener este talismán. En ese momento, el guardián con orejas grandes dijo que debían marcharse, ya que no querían que otros humanos descubrieran su secreto.

Los niños se alejaron de la casa del bosque, aún impresionados por lo que acababan de descubrir. Sabían que alguien tenía que hacer algo para proteger el bosque y la flora y fauna que allí habitaba, por lo que Lucía, Tomás y Ana decidieron hacer un plan.

Esa noche, se reunieron en la casa de Tomás y comenzaron a trazar un plan. Idearon carteles y volantes para pegar en el pueblo y explicarles a las personas la importancia de proteger el bosque. Además, pensaron en organizar una manifestación pacífica para mostrar su apoyo a los guardianes del bosque.

Durante los siguientes días, fueron a cada casa del pueblo y les entregaron volantes. Para su sorpresa, algunos de los adultos les dijeron: «Los seres malditos son horribles y deben ser exterminados. ¡No te acerques a esa casa!» Pero a pesar de las amenazas, los amigos no se dejaron intimidar y sabían que tenían que proteger el bosque y sus habitantes en contra de la ignorancia y la intolerancia.

Finalmente, llegó el día de la manifestación pacífica. Los niños se presentaron temprano en la plaza central, con pancartas hechas en casa y mucha determinación. Poco a poco, se encontraron con otros niños, jóvenes y adultos, todos preocupados y comprometidos con la causa. Esta fue una señal alentadora para nuestros amigos y pronto la persona más importante del pueblo, el alcalde, se presentó allí.

Lucía, Tomás y Ana se acercaron a él y, con voces tranquilas pero firmes, le explicaron la situación y la importancia de proteger el bosque. Le hablaron de los guardianes y de cómo ellos estaban haciendo lo posible por mantener el equilibrio entre las distintas formas de vida en el bosque.

Después de unos minutos de conversación, el alcalde se comprometió a reunirse con los guardianes del bosque para escuchar su punto de vista y trabajar en conjunto para encontrar una solución viable. Lucía, Tomás y Ana sintieron una enorme felicidad al pensar que aquel desencuentro inicial podía llegar a tener una solución pacífica y armoniosa.

Gracias a su dedicación y al talento de nuestros pequeños amigos para acercar ideas y unir caminos, el pueblo y los guardianes del bosque trabajaron juntos para encontrar una solución para proteger el bosque. Como una demostración de agradecimiento y cariño, los guardianes le dieron a los niños algo más que el talismán, le prometieron cuidar siempre de cada uno de ellos y de su futuro.

Desde entonces, todos los seres del bosque y el pueblo vivieron en armonía y entendimiento. Lucía, Tomás y Ana se dieron cuenta de que la verdadera belleza estaba en la diversidad y en el respeto. Ahora, cada vez que pasean por el bosque y se tropiezan con la casa del bosque de los seres malditos, se sienten orgullosos de ser parte de la solución a su misterio. Y es allí donde todos los seres, humanos y no humanos, coexisten en paz y armonía gracias a su trabajo y dedicación.

Desde entonces, muchos otros niños también acuden al bosque para visitar a los guardianes, recordando la importancia de respetar y cuidar nuestro planeta. Y es que, como decían los guardianes, siempre debemos intentar crear ambiente de entendimiento entre todas las formas de vida.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La casa del bosque de los seres malditos
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