La casa del cementerio de la muerte eterna. Érase una vez un pequeño pueblo rodeado de un bosque tenebroso y misterioso, llamado «La Casa del Cementerio de la Muerte Eterna». Era un pueblo donde vivían personas valientes, pero también había monstruos que se escondían en los bosques y los cementerios. Nadie quería ir allí, ya que las leyendas hablaban de terribles criaturas que acechaban en la oscuridad.
Un día, un niño llamado Jorge se aventuró en el bosque y descubrió un viejo y descuidado cementerio en medio de la montaña. Decidió investigar y entró en la casa abandonada del cementerio, pero se encontró con una sorpresa: había alguien viviendo allí. El anciano que vivía allí le explicó que nadie quería vivir allí porque había un mito que decía que una vez alguien se aventuró y nunca volvió.
Jorge pensaba que era una historia para asustar a la gente, pero después de un tiempo descubrió que el mito era real. Una tarde, al regresar de la escuela, descubrió que algunas de sus cosas habían desaparecido. Pensó que alguien había entrado en su habitación, así que decidió arriesgarse y entrar en el cementerio en busca del ladrón.
Mientras paseaba por las tumbas, encontró la casa del anciano, que vivía allí. Cuando entró, se encontró con una gran colección de artefactos antiguos y experimentos extraños. Pero también encontró a su ladrón: era un pequeño caracol morado que había estado robando sus lápices y sus dulces.
El anciano del Cementerio de la Muerte Eterna le explicó a Jorge que los verdaderos monstruos eran los que vivían en la ciudad, los que estaban llenos de odio y crueldad. En cambio, los animales y criaturas de la naturaleza eran verdaderos amigos. Jorge comprendió que muchas veces las personas juzgamos mal a los demás.
Con el tiempo, la noticia se corrió por todo el pueblo que Jorge se había adentrado en el cementerio y había descubierto un secreto oculto. Poco a poco, las personas comenzaron a visitar el pueblo abandonado y comenzaron a redescubrir la belleza de un lugar que tanto temían.
La Casa del Cementerio de la Muerte Eterna se convirtió en un lugar donde las familias iban de picnic y las parejas disfrutaban de un lindo paseo. Ya no había lugar para el miedo, solo para la felicidad.
Desde aquel día, Jorge se había convertido en el héroe del pueblo, el pequeño que había vencido los miedos y descubierto un secreto maravilloso. Y, lo más importante, había demostrado que las diferencias no nos hacen aterradores, sino que conforman la diversidad que nos enriquece como personas.
Desde entonces, el Cementerio de la Muerte Eterna se transformó en una leyenda de un lugar que había sido malinterpretado. Se convirtió en un lugar para encontrarse a sí mismo y descubrir la belleza de la diferencia. Al final, el pueblo abandonado, el anciano y el niño formaron una gran familia donde el amor y la amistad florecieron.
Así termina esta historia de la Casa del Cementerio de la Muerte Eterna. A veces, las cosas no son lo que parecen y solo necesitamos cambiar nuestra perspectiva para descubrir la verdadera belleza de la vida. Ya no hay lugar para los miedos ni para los prejuicios, solo queda la felicidad y el amor.
FIN.