La bruja mala de Halloween

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La bruja mala de Halloween
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La bruja mala de Halloween. Érase una vez, en un oscuro y terrorífico bosque, vivía la Bruja Mala de Halloween. Nadie se atrevía a acercarse a su cabaña, pues se decía que con una sola mirada, la bruja podía convertir a cualquier persona en una estatua de piedra.

La Bruja Mala de Halloween siempre estaba sola, y eso la hacía sentir triste y amargada. Nadie quería tener nada que ver con ella, por temor a ser castigados por sus terribles hechizos.

Un día, mientras la bruja estaba en su cabaña preparando su poción mágica, escuchó unos ruidos extraños afuera. Al salir a investigar, descubrió a un grupo de niños y niñas disfrazados de monstruos, vampiros y fantasmas, paseando por el bosque, riendo y divirtiéndose en la noche de Halloween.

La Bruja Mala de Halloween se escondió detrás de unos arbustos, observando a los niños con curiosidad. Se sorprendió de ver que no parecían tener miedo de ella, como todos los demás. De hecho, parecían estar disfrutando de la noche y de su oscuro bosque.

La bruja pensó que tal vez se había equivocado sobre los niños, y que ellos no eran tan malos después de todo. Decidió darles una sorpresa, así que preparó su escoba mágica y salió al encuentro de los pequeños.

Cuando los niños la vieron, se asustaron al principio, pero pronto se dieron cuenta de que la bruja no estaba haciendo nada malo. Al contrario, les habló amablemente, les ofreció algunos dulces y les preguntó por qué estaban allí esa noche.

Los niños le dijeron que estaban celebrando Halloween, una noche en la que todo era posible y cualquier miedo podía superarse. La Bruja Mala de Halloween no podía creer lo que estaba escuchando. Ellos no tenían miedo de las cosas oscuras y misteriosas, como ella lo había tenido una vez.

La bruja pensó que tal vez podría aprender algo de esos niños. Si ellos podían superar sus miedos y divertirse en la noche más tenebrosa del año, ¿por qué ella no podría?

Decidió unirse a ellos en su celebración y comenzó a bailar con los niños, a cantar canciones de miedo y a contar historias espeluznantes. Los niños estaban encantados de tener a la bruja como su amiga, y ella se sintió feliz de haber encontrado amigos que no la juzgaban por su apariencia aterradora.

Desde ese día, La Bruja Mala de Halloween se convirtió en un miembro más de la comunidad del bosque. Los niños solían visitarla de vez en cuando para jugar, y la bruja se aseguró de tener un montón de dulces para compartir.

La noche de Halloween se convirtió en la noche más feliz del año para La Bruja Mala de Halloween, ya que podía estar rodeada de risas, juegos y diversión. Las otras personas del bosque también comenzaron a acercarse a ella, dándole una oportunidad para conocer su corazón y su personalidad.

La Bruja Mala de Halloween aprendió que no importa cómo te vean los demás. Lo que importa es lo que hay en tu interior. Y ella tenía un corazón lleno de bondad y amistad, por lo que se convirtió en una amiga leal para los niños y niñas que la aceptaron y la conocieron.

Así, La Bruja Mala de Halloween cambió su destino, dejando atrás la maldad y convirtiéndose en una bruja magnífica que disfrutaba de la alegría de los niños. Y aunque aún estaba rodeada de misterio y magia, ahora estaba llena de amor y amistad.

Y esa es la historia de cómo La Bruja Mala de Halloween dejó sus malas intenciones y encontró la verdadera felicidad, rodeada de buenos amigos y rodeada de auténtica alegría infantil. Y tú, ¿has aprendido algo del cuento de La Bruja Mala de Halloween? ¿Te atreves a ver cómo puedes cambiar alrededor de ti buscando la felicidad?

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La bruja mala de Halloween
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