La fiesta en la cabaña de los horrores de Halloween

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La fiesta en la cabaña de los horrores de Halloween
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La fiesta en la cabaña de los horrores de Halloween. Érase una vez una pequeña cabaña en el bosque que siempre causaba miedo y temor en los habitantes del pueblo cercano. La leyenda detrás de la cabaña decía que allí vivían monstruos y espíritus malvados que salían solo en la noche de Halloween para atormentar a los desprevenidos visitantes.

James y Emily, dos hermanos valientes, habían oído hablar de la fiesta en la cabaña de los horrores de Halloween y decidieron aventurarse en ella. Habían recibido una invitación por correo, que les llamó la atención por el dibujo que tenía: una calavera sonriente con ojos rojos. Estaban emocionados por la fiesta y ansiosos por conocer a los otros niños y niñas que también habían recibido invitaciones.

Cuando llegaron a la cabaña, encontraron una gran cantidad de niños disfrazados de vampiros, brujas, monstruos y zombies. Parecía una reunión de seres espeluznantes. La cabaña estaba decorada con telarañas, calaveras, murciélagos y todo lo que pudiera recordar a la noche de Halloween.

La fiesta comenzó con una danza alrededor de un gran fuego. La música era oscura y misteriosa, pero los niños bailaban alegremente. De repente, un niño se acercó a James y Emily y les dijo en un susurro: «Cuidado con la bruja mala que vive aquí». Los hermanos no estaban seguros de si el niño estaba bromeando o hablando en serio, pero decidieron prestar atención y mantenerse alerta.

Luego, los niños empezaron a jugar diferentes juegos siniestros, pero divertidos. Había un «toca y corre», «una tarde de muertos» y «palo ensebado». Los niños se reían y gritaban, pero nadie parecía tener miedo.

De repente, la habitación se oscureció y todas las risas se detuvieron. En el centro de la habitación apareció una bruja vestida de negro, con una nariz larga y retorcida y una sonrisa malvada en la cara. Todos los niños y niñas se quedaron quietos durante unos segundos, hasta que la bruja empezó a reír malvadamente y a moverse de una manera extraña.

Los niños y niñas empezaron a correr en diferentes direcciones, mientras la bruja las perseguía. James y Emily corrieron hacia una habitación escondida que parecía ser el lugar perfecto para esconderse. Pero cuando llegaron allí, se dieron cuenta de que no estaban solos.

Había una pequeña cantidad de niños que estaban ocupando el espacio de diferentes edades, desde los más pequeños hasta los adolescentes. James y Emily se presentaron y los otros niños los recibieron con aplausos. Todos estaban asustados y un poco confundidos sobre lo que la bruja malvada estaba haciendo allí, pero decidieron unir sus fuerzas para descubrirlo.

Mientras discutían, escucharon unos pasos resonando en la habitación cercana. Eran los pasos de la bruja, que se acercaba cada vez más. La tensión se hizo palpable y todos se quedaron en silencio, esperando lo peor.

De repente, la puerta se abrió de golpe y la bruja entró, riendo malvadamente. Pero cuando la luz volvió a encenderse, todos vieron que no era una bruja de verdad, sino un disfraz. La persona que estaba detrás de la máscara era nada menos que el padre del niño que había advertido a James y Emily al principio de la fiesta.

El padre explicó que planearon la broma para los niños y niñas, para hacerles pasar un buen rato en la noche de Halloween. Todos se rieron de lo ocurrido, y aunque había habido un momento de miedo y tensión, todos decidieron seguir disfrutando de la fiesta.

Los niños y niñas siguieron jugando y bailando hasta altas horas de la noche, sin que ninguna figura tenebrosa apareciera. Fue una noche de risas, confeti y abrazos, y James y Emily se fueron a casa con una sonrisa en el rostro y un recuerdo inolvidable.

A partir de esa noche, la cabaña dejó de ser el lugar de los horrores para convertirse en un espacio donde los niños y niñas podían divertirse y ser creativos. James y Emily se aseguraron de contar y compartir la historia con los demás niños y niñas del pueblo, para que los pequeños no tuvieran miedo de experimentar cosas nuevas y emocionantes.

Y así, cada Halloween, la cabaña se convertía en el lugar de la celebración y del amor, una vez más.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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