La casa de los fantasmas burlones de Halloween

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La casa de los fantasmas burlones de Halloween
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La casa de los fantasmas burlones de Halloween. Érase una vez, en un pueblo llamado Tenebris, una casa mágica llamada La casa de los fantasmas burlones. Esta casa era especial porque siempre estaba decorada con calaveras, murciélagos y arañas gigantes, pero lo que la hacía realmente especial eran los fantasmas burlones que vivían dentro de ella.

Los fantasmas burlones eran muy divertidos y les encantaba hacer travesuras. Una noche, durante Halloween, los niños del pueblo se reunieron frente a la casa de los fantasmas burlones para pedir dulces. Los fantasmas burlones aprovecharon la oportunidad y empezaron a gastar bromas.

Por ejemplo, uno de ellos hizo que una calabaza volara por el aire y otro hizo que las decoraciones de la casa se movieran solas. Los niños, al principio, estaban asustados, pero luego se dieron cuenta de que todo era una broma. Los fantasmas burlones les dieron muchos dulces y los niños se fueron a casa felices.

A partir de ese día, los niños del pueblo empezaron a visitar la casa de los fantasmas burlones cada Halloween para ver qué nuevas travesuras les habían preparado los fantasmas. Pero un año, algo extraño sucedió. Los fantasmas burlones habían desaparecido.

Los niños del pueblo, preocupados, se acercaron a la casa y llamaron a la puerta, pero nadie respondió. Decidieron entrar y buscar a los fantasmas burlones, pero la casa estaba vacía. Entonces, escucharon una risa misteriosa.

Los niños se asustaron y pensaron que esa risa venía de los fantasmas burlones, pero cuando investigaron, descubrieron que era una risa grabada en un cassette que estaba escondido en un rincón de la casa. Alguien había jugado una broma.

Los niños del pueblo no sabían quién había jugado esta broma, pero estaban decididos a descubrirlo. Empezaron a investigar y descubrieron que la broma había sido planeada por un grupo de adolescentes que querían asustar a los niños y demostrar que ellos podían ser más divertidos que los fantasmas burlones.

Los niños del pueblo, indignados, decidieron hacer algo al respecto. Organizaron una fiesta para los fantasmas burlones y les contaron todo lo que había sucedido. Los fantasmas burlones, al principio, estaban un poco tristes, pero luego decidieron que lo mejor era perdonar a los adolescentes y seguir con sus travesuras.

Los niños del pueblo se hicieron amigos de los fantasmas burlones y pasaron muchas noches divertidas en la casa mágica. Aprendieron que no hay que tener miedo de lo desconocido y que, a veces, las cosas que parecen asustadoras pueden ser muy divertidas.

La casa de los fantasmas burlones seguía siendo la casa más especial del pueblo y todos los niños esperaban con ansias la próxima Halloween para ver qué nuevas travesuras les tenían preparadas los fantasmas burlones.

Y así, los fantasmas burlones y los niños del pueblo vivieron felices para siempre, gastando bromas y celebrando Halloween juntos cada año. Fin.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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