La fiesta de los demonios de Halloween. Érase una vez en un pequeño pueblo, la preparación para la gran fiesta de los demonios de Halloween estaba en su apogeo. Las calles estaban llenas de disfraces espeluznantes, decoraciones de calabaza y telarañas colgando de los árboles. Todos estaban emocionados y ansiosos por celebrar esta festividad tan especial.
Sin embargo, en una casa apartada del pueblo, vivía un pequeño demonio llamado Lenny. Si bien Lenny era un demonio igual que todos los que salían a celebrar, tenía un pequeño problema: era muy tímido. Le gustaba Halloween, pero siempre se quedaba atrás en los desfiles y no participaba en los juegos o concursos de disfraces.
Lenny decidió que este año iba a ser diferente. Desde unos cuantos días antes de la fiesta de los demonios, empezó a practicar sus habilidades de baile y a crear su disfraz. Él había decidido que se disfrazaría de murciélago para la fiesta. Pasó horas y horas recortando papel y pintando su disfraz, y finalmente estaba listo para salir a celebrar.
Cuando llegó la noche de la fiesta, Lenny salió a las calles del pueblo emocionado y un poco nervioso. De repente, se encontró con un grupo de jóvenes demonios que se reían y burlaban de su disfraz. Lenny quería salir corriendo y esconderse, pero en cambio decidió ser valiente y unirse a ellos.
A medida que se adentraba en la multitud, se dio cuenta de que el poder de disfrazarse era increíble. Todos los demonios estaban unidos por la alegría de la fiesta, y su buen humor era contagioso. Lenny se sorprendió de lo fácil que era hablar con los demás cuando no se preocupaba por su disfraz.
Lenny se unió a los juegos, compitió en los concursos de disfraces, y bailó toda la noche. Al final de la fiesta, se había hecho amigo de muchos demonios y había tenido una noche mágica. El grupo de demonios que antes se había burlado de Lenny también admitió que ahora su disfraz era genial.
Al regresar a casa esa noche, Lenny se dio cuenta de que la verdadera magia estaba en ser uno mismo y conectarse con los demás. No importaba si alguien se burlaba de su disfraz o si no era el mejor en algún juego. Lo que importaba era estar unido con todos los demás demonios y disfrutar de la alegría de la fiesta.
Desde entonces, Lenny se convirtió en uno de los demonios más emocionados durante la celebración de Halloween. Incluso se animó a liderar a su propio grupo de demonios en la celebración, en lugar de quedarse detrás como solía hacer.
Así que, si alguna vez visitas el pequeño pueblo durante la fiesta de los demonios de Halloween, mantén tus ojos bien abiertos para ver al pequeño Lenny deslizándose por las calles, con su disfraz de murciélago, liderando a un grupo de demonios felices por el poder de la alegría de la fiesta.