La noche de los monstruos divertidos de Halloween. Érase una vez en una pequeña aldea llamada Felicidad, donde todos los vecinos esperaban con ansias la noche de Halloween. Todos estaban emocionados por la llegada de la noche más monstruosa del año. Pero había algo diferente este año: la famosa bruja Winnie, que siempre ponía a toda la aldea en alerta con sus malvados hechizos, prometió que esta noche llevaría un espectáculo de monstruos divertidos.
La noticia generó expectación en toda la aldea y aunque algunos vecinos estaban un poco preocupados, esperaban con ilusión el gran espectáculo. Los niños estaban más emocionados que nunca, vestidos con sus disfraces y corriendo por la aldea gritando “¡Feliz Halloween!”.
Las casas estaban decoradas con calabazas iluminadas, adornadas con telarañas y murciélagos colgantes. El ambiente estaba envuelto de un aura de misterio con la música de fondo que salía de la casa de Winnie.
Cuando todos estuvieron reunidos en la plaza, la bruja Winnie apareció. Su vestido negro abombado estaba decorado con rayas moradas y negras y sobre su cabeza llevaba un sombrero con una gran hebilla dorada.
Winnie saludó a la multitud con una sonrisa y unos ademanes temibles. Después de varios minutos de silencio, la bruja dijo finalmente: “Bienvenidos a la noche de los monstruos divertidos de Halloween. ¿Preparados para el gran espectáculo? ¡Pues empecemos!”.
La multitud aplaudió, los niños gritaron de emoción y la música comenzó a sonar. De repente, apareció el primer monstruo: un hombre lobo con una panza enorme y una risa contagiosa. Los niños se sorprendieron y comenzaron a reír sin parar.
El hombre lobo se movía con elegancia, con una danza hermosa que nadie esperaba. Los niños, al ver al hombre lobo tan divertido, ya no sentían miedo sino alegría y estaban emocionados por el siguiente monstruo.
Después del hombre lobo, vinieron el vampiro, la momia, el fantasma y otros famosos monstruos. Cada uno de ellos hacía una danza divertida con la música de fondo. La gente de la aldea pensó que esos monstruos podrían ser divertidos y no tan terroríficos como se pensaba.
Pero el monstruo que causó las risas más fuertes fue el payaso, que salió al escenario y comenzó a hacer bromas. Los niños reían a carcajadas ante las ocurrencias del payaso. Winnie se unió al espectáculo al final, bailando con un gran entusiasmo.
Los niños ya no tenían miedo, se divertían mucho y se reían sin parar. Todos en la aldea estaban felices y agradecidos con Winnie por su divertida idea. Esta noche de Halloween no era como cualquier otra noche. Ya no había miedo en el ambiente sino risa y diversión.
Después de la función, Winnie se acercó a la multitud y dijo: “¡Feliz Halloween, queridos amigos! Espero que hayan disfrutado del espectáculo tanto como yo lo he disfrutado. Gracias por haber venido y esperamos verlos el próximo año de nuevo”.
Los niños se pusieron a aplaudir y gritar “¡Gracias, Winnie!” y corrieron para darle las gracias por la divertida noche de Halloween. Winnie, al ver la alegría en los ojos de los niños, se sintió feliz y satisfecha.
Desde ese momento, Halloween en la aldea es recordado como la noche de los monstruos divertidos. Los niños recordarán con detalles las danzas y las bromas del payaso, la risa del hombre lobo, la forma de moverse del vampiro y la elegancia de la momia.
La noche de Halloween ya no era considerada como una noche de miedo, sino como una noche llena de diversión. La aldea de Felicidad se convirtió, a partir de ese momento, en una referencia para los otros pueblos, que buscaban la forma de celebrar la noche más terrorífica del año con un toque de alegría.
Winnie, la famosa bruja, se convirtió a partir de entonces en la anfitriona del espectáculo de la noche de los monstruos divertidos. Los niños, junto con sus disfraces y sonrisas, esperan este espectáculo cada año, deseando volver a ser sorprendidos por la noche más aterradora del año, pero también convertirla en la más divertida.