Los osos y la exploración del submarino. Érase una vez en el fondo del mar, en un lugar mágico llamado Osofondo, vivían dos hermanos osos llamados Bruno y Betty. Ellos eran muy curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras.
Una tarde, mientras nadaban por las profundidades del mar, vieron un objeto extraño que nunca habían visto antes. Se acercaron y vieron que era un submarino. Nunca antes habían visto algo así, estaba hecho de metal y cristal, y tenía muchas luces por todas partes. Bruno y Betty se miraron el uno al otro y supieron al instante que tenían que explorar ese submarino.
Sin pensarlo dos veces, se acercaron al submarino y trataron de encontrar la manera de entrar. Después de dar vueltas y vueltas, encontraron una puerta secreta y entraron. Una vez dentro, quedaron asombrados. La nave era muy grande y había muchas habitaciones diferentes. Había una cocina, una sala de máquinas, una sala de estar y, lo que más les llamó la atención, ¡había una habitación con un gran botón rojo en el centro!
Bruno y Betty querían presionar el botón, pero en lugar de hacerlo, decidieron explorar la nave primero. Querían descubrir qué había en cada habitación antes de apretar el botón misterioso. En la habitación de la cocina encontraron muchos alimentos que nunca habían visto antes: algas marinas, estrellas de mar y pulpos. En la sala de máquinas vieron muchas herramientas y motores, y en la sala de estar encontraron cómodos asientos en los que se sentaron a descansar por un momento.
Finalmente, después de explorar toda la nave, volvieron a la habitación con el botón rojo. Bruno tomó una profunda bocanada de aire y presionó el botón. ¡De repente, el submarino comenzó a moverse y se dirigió a la superficie del mar! Betty estaba emocionada mientras miraba por las pequeñas ventanas, viendo la luz solar filtrarse a través del agua.
Sin embargo, a medida que salían del agua, notaron que algo andaba mal. La nave empezó a temblar violentamente y todos los sistemas comenzaron a fallar. Los dos osos se miraron el uno al otro, preocupados. ¿Qué harían?
De repente, una voz sonó por la radio. » ¿Hola? ¿Hola? ¿Estáis bien? ¿Queréis ayuda?». Ellos no podían creer que alguien les estuviera hablando, pero respondieron rápidamente. Era un equipo de búsqueda submarina que había estado buscando por la zona en la que habían detectado algo extraño y grande. Resultó ser el submarino abandonado de un científico, que debió haberse perdido hace mucho tiempo.
Bruno y Betty se sintieron aliviados de ver a alguien más, y rápidamente se aseguraron dentro del submarino ajeno. El equipo de búsqueda submarina les ayudó a reparar el submarino y les llevó de vuelta a casa, a Osofondo.
A partir de entonces, Bruno y Betty aprendieron muchas cosas sobre las maravillas del mar, pero también aprendieron a ser más cuidadosos y a no aventurarse demasiado lejos de su casa sin hablarlo primero con sus amigos y familiares.
FIN.