Las ositas y el mundo de los sueños

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Las ositas y el mundo de los sueños
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Las ositas y el mundo de los sueños. Érase una vez, en un bosque encantado, vivían dos ositas llamadas Rosita y Lila. Estas dos ositas eran muy curiosas y siempre estaban buscando aventuras en su entorno.

Un día, mientras exploraban el bosque, se encontraron con un duende pequeñito y muy amigable. El duende les habló de un lugar mágico llamado el mundo de los sueños, donde todas las criaturas del bosque podían hacer realidad sus sueños más increíbles.

Rosita y Lila se emocionaron mucho cuando escucharon sobre el mundo de los sueños, así que le preguntaron al duende cómo podían llegar allí. El duende les dijo que había un portal que los llevaría directamente al mundo de los sueños, pero que solo se abría una vez al año, el día de la Luna Llena de Otoño.

Las dos ositas estaban emocionadas al escuchar esto y se prometieron a sí mismas que llegarían al mundo de los sueños. Así que comenzaron a planear su gran aventura.

El tiempo pasó y finalmente llegó el día de la Luna Llena de Otoño. Rosita y Lila se levantaron temprano y comenzaron a caminar hacia el lugar donde se suponía que debía aparecer el portal hacia el mundo de los sueños. Estaban emocionadas pero también un poco nerviosas, porque no sabían qué tipo de aventuras les esperaban en ese lugar mágico.

Cuando llegaron, encontraron que el portal estaba abierto y que la luz que provenía de él era tan brillante que era difícil ver lo que había detrás. Pero no dejaron que el miedo las detuviera y se aventuraron a través del portal.

Cuando llegaron al mundo de los sueños, vieron cosas asombrosas. El cielo era de color púrpura y las nubes parecían algodón de azúcar. Había flores y árboles extraños y hermosos, y criaturas mágicas que nunca habían visto antes.

Las ositas se emocionaron al ver todo lo que tenían alrededor, pero también se sintieron un poco abrumadas. Entonces, el duende apareció a su lado y las tranquilizó, diciéndoles que el mundo de los sueños era un lugar seguro y que siempre estaría a su lado para ayudarlas.

Así que, con el duende como su guía, las ositas comenzaron a explorar el mundo de los sueños. Vieron cascadas de arco iris y montañas gigantes de dulces. Hay un río hecho de chocolate, y un bosque lleno de juguetes de peluche vivientes.

En el mundo de los sueños, Rosita y Lila descubrieron que podían hacer todo lo que quisieran. Podían volar, hablar con los animales y explorar nuevos lugares sin sentirse cansadas. Todo lo que soñaban se hacía realidad, y se sintieron libres y felices de disfrutar de esta experiencia única.

Sin embargo, también aprendieron sobre la responsabilidad. El duende les enseñó que, aunque todo lo que soñaban se hacía realidad, no debían olvidar que había reglas en el mundo de los sueños. Aprendieron a respetar la naturaleza y a los demás seres mágicos, y a ser cuidadosas con todo lo que hacían.

Después de unos días de exploración, las ositas comenzaron a extrañar su mundo real y decidieron que era hora de regresar. Les dijeron adiós a todos sus amigos mágicos, se despidieron del duende y regresaron por el mismo portal por el que habían llegado.

Cuando llegaron al bosque, las ositas se dieron cuenta de que habían estado fuera mucho más tiempo de lo que pensaban. Habían estado en el mundo de los sueños durante toda una semana, aunque solo parecían unas horas.

Las ositas se dieron cuenta de que habían aprendido muchas cosas nuevas en el mundo de los sueños. Habían aprendido a explorar, a soñar, a ser responsables y a disfrutar de las aventuras. Y aunque extrañaban a sus amigos del mundo de los sueños, sabían que estaban felices de haber regresado a su hogar real.

Desde entonces, Rosita y Lila se emocionan cada vez que llega el día de la Luna Llena de Otoño, porque saben que pueden regresar al mundo de los sueños y vivir nuevas aventuras mágicas. Aprendieron que los sueños pueden hacerse realidad, siempre y cuando sean responsables con ellos y se diviertan al mismo tiempo.

Las ositas entendieron que, aunque el mundo de los sueños es un lugar mágico y hermoso, eso no significa que su mundo real no lo sea también. Aprendieron a explorar el bosque con una nueva actitud, sintiendo curiosidad por todo lo que los rodea. Y así, se dieron cuenta de que su hogar real era un lugar mágico en sí mismo, lleno de aventuras por descubrir.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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