El Dinosaurio que Aprendió a Volar. Hace mucho tiempo, en una selva llena de dinosaurios, vivía un pequeño dinosaurio llamado Tito. Tito era diferente a los otros dinosaurios, ya que tenía unas alas pequeñas que no le permitían volar, pero a pesar de eso, siempre soñaba con volar como los pájaros que veía en el cielo.
Todos los días Tito se sentaba en la rama más alta de un árbol y observaba cómo las aves volaban en el cielo. Él nunca había podido levantar el vuelo, pero siempre mantenía la esperanza de que algún día lo conseguiría.
Un día, mientras Tito estaba sentado en su rama soñando, escuchó un sonido extraño que venía del otro lado del bosque. Era un sonido distinto que nunca había escuchado antes, y su curiosidad lo llevó a salir en busca de su origen.
Después de caminar por un rato, Tito llegó al borde de un río, donde vio por vez primera a un animal nunca antes visto. Era un animal extraño, que tenía un cuerpo gigante y un cuello que se extendía hasta las ramas más altas de los árboles.
Tito se acercó con un poco de miedo, pero también con mucho interés, y pronto descubrió que ese animal se llamaba Brontosaurio. El Brontosaurio demostraba una gran agilidad moverse en su tamaño, lo que provocó la curiosidad de Tito para iniciar una amistad con él.
Tito y Brontosaurio se hicieron buenos amigos y pasaban muchos días juntos. Tito aprendió mucho sobre la vida en la selva y Brontosaurio le enseñó a Tito sobre la búsqueda de la libertad. Gracias a su amistad, Tito se sintió más seguro y feliz, y su deseo de volar se hizo aun más fuerte.
A pesar de que Tito todavía no podía volar, su amistad le había llevado a aprender nuevas habilidades y a tener un espíritu más aventurero. Él se atrevió a explorar lugares que antes no se habría atrevido y descubrió cosas nuevas con una mirada positiva.
Un día, mientras Tito y Brontosaurio estaban explorando una nueva parte de la selva, Tito vio a lo lejos a unas aves volando en círculos. Como siempre, Tito deseaba ser como ellas, pero esta vez, Brontosaurio le dijo algo que nunca antes había escuchado. “Tito, no necesitas volar para llegar a lugares altos, lo que necesitas es escalar y trabajar duro para ello”.
Tito no había considerado otra alternativa para alcanzar alturas, y así fue como comenzó a fortalecer sus patas para escalar cada vez más alto. Poco a poco, logró escalar árboles cada vez más grandes y se sintió realmente libre al hacerlo.
Un día, mientras Tito estaba sentado en la rama más alta del árbol más alto que había escalado hasta ese momento, algo increíble sucedió. Una brisa se levantó y llevó a Tito con ella. Tito se sintió emocionado, ya que estaba volando y esto era lo que siempre había querido lograr. Después de un rato, la brisa se calmó y Tito se posó suavemente en una rama más baja.
Tito se sintió tan feliz que corrió a contarle a Brontosaurio lo que había sucedido. Brontosaurio se sorprendió al escuchar lo que había pasado y felicitó a Tito por su increíble hazaña. Tito también le agradeció a Brontosaurio por todo lo que había hecho por él, y por enseñarle que nunca debía rendirse en su búsqueda de libertad y sueños.
A partir de ese día, Tito nunca volvió a sentirse limitado por su tamaño y sus alas cortas. Él sabía que, aunque no podía volar, siempre habría una manera de alcanzar lo que se proponía. Y así fue cómo Tito se convirtió en un héroe en la selva, gracias a su espíritu aventurero y su amistad con Brontosaurio.
El resto de los dinosaurios celebraron el triunfo de Tito, y su fama se extendió por toda la selva. Tito se convirtió en un recordatorio valioso de que cualquier sueño puede ser alcanzado, siempre y cuando uno piense de manera creativa y nunca se dé por vencido. Y así fue como, sin darse cuenta, Tito se convirtió en una leyenda de la selva, y todos lo admiraban por la forma en que se enfrentó a la adversidad con valentía y determinación.