La Leoncita Timorata. Érase una vez una leoncita llamada Timorata. Timorata era muy tímida y siempre tenía miedo de todo. Tenía miedo de los animales grandes y pequeños, del agua y de los ruidos fuertes. Nunca se aventuraba fuera de su cueva y siempre estaba sola. Un día, mientras estaba sentada afuera de su cueva, vio a un grupo de animales jugando y divirtiéndose juntos. Timorata quería unirse a ellos, pero tenía tanto miedo que simplemente se escondió detrás de una roca cuando los animales pasaron. Timorata suspiró y se preguntó si alguna vez superaría su timidez.
Un día, mientras Timorata estaba explorando la zona alrededor de su cueva, se encontró con una mariposa hermosa. La mariposa volaba alrededor de ella, jugueteando. Timorata se sorprendió al darse cuenta de que no tenía miedo de la mariposa. De hecho, Timorata estaba fascinada con la mariposa, con sus alas de colores brillantes y su manera elegante de volar. Mientras Timorata miraba a la mariposa volando, recordó que una vez había dibujado una mariposa con tiza en las paredes de su cueva.
Timorata tuvo una idea. Recordó que su mamá le había dicho que si alguna vez se encontraba en peligro, podía contar con ella para que la ayudara. Timorata llamó a su mamá y le contó sobre la mariposa y su deseo de seguir su ejemplo y ser valiente. Su mamá sonrió y le dijo que haría todo lo posible para ayudarla.
Los días pasaron y Timorata continuó observando a la mariposa. Cada día que la encontraba, se acercaba más. Un día, cuando la mariposa volaba cerca de ella, Timorata tomó valor y extendió la pata para tocarla. La mariposa se posó suavemente en la pata de Timorata, haciendo que ella sonriera de oreja a oreja.
El mismo día, Timorata fue a ver a sus amigos animales. Cuando se acercó, notó algo extraño en la forma en que se comportaban. Ellos se pararon juntos y la miraron por encima del hombro. Timorata comenzó a tener miedo y decidió volver a su cueva. En su camino de regreso, tuvo una gran idea. Timorata se acercó a los animales y les preguntó si querían jugar juntos. Los animales se sorprendieron, pero accedieron a jugar. Timorata estaba emocionada y los animales también. Pasaron el día jugando en el prado, riendo y divirtiéndose juntos.
Timorata se dio cuenta de que el miedo nunca la llevó a ninguna parte y que la amistad y el coraje la ayudaron a superarlo. A partir de ese momento, nunca volvió a tener miedo de hacer amigos y encontró la felicidad en la amistad y en la aventura.
Con el tiempo, Timorata se convirtió en la leona más valiente y fuerte de la selva. Aprendió a trepar árboles, a nadar en el río y a luchar con los demás animales. Descubrió que los amigos y la familia eran una gran fuente de ayuda y apoyo, y nunca se rindió cuando se enfrentó a sus miedos.
Hoy en día, Timorata es la leona más famosa de la selva y está rodeada de amigos y familia. Ella siempre recuerda su historia y cómo encontró la felicidad y la valentía en sí misma. Y si alguna vez hay un leoncito tímido y asustado, Timorata estará allí para ayudarlo a encontrar su propio camino hacia la valentía y la amistad.