La Leoncita y su Primer Concurso de Arte. Érase una vez, en la selva, una pequeña leoncita llamada Lea. Lea era muy pequeña y siempre había querido ser artista. Desde que era una cachorra, Lea siempre había estado dibujando y pintando en las rocas y los árboles de la selva.
Cuando Lea cumplió cinco años, escuchó que en la selva iba a haber un concurso de arte para niños y niñas de su edad. Lea estaba muy emocionada, nunca antes había participado en un concurso de arte. Así que decidió que iba a prepararse intensamente para el concurso.
Lea empezó a dibujar y pintar todos los días, y cada vez que pintaba, mejoraba su técnica. Hasta que finalmente, Lea creó una obra de arte que estaba muy feliz de presentar en el concurso. Su obra de arte era un cuadro que representaba la selva y todos sus animales. Había un tigre, una jirafa y un elefante. Todos ellos rodeados de las plantas y árboles de la selva.
Finalmente, llegó el día del concurso. Había muchos otros niños y niñas allí que también habían preparado sus propios cuadros y dibujos. Cuando llegó el turno de Lea, se acercó al jurado con su cuadro y lo presentó. El jurado observó cuidadosamente la obra de arte de Lea y rápidamente se dieron cuenta de lo maravillosa que era su obra. Quedaron muy impresionados por la técnica de Lea y por la creatividad de su cuadro.
Después de que todos los otros niños y niñas presentaron sus obras de arte, el jurado se reunió para tomar una decisión. Pasaron varias horas deliberando y finalmente volvieron a donde estaban todos los niños. Ellos anunciaron que el ganador del primer lugar era… ¡Lea! La pequeña leoncita estaba tan emocionada que no podía parar de saltar y gritar de felicidad.
Lea estaba tan feliz que celebró todo el día. Todos sus amigos de la selva la felicitaron y la animaron. Ella nunca había sido tan feliz en su vida. Desde ese día en adelante, Lea se convirtió en una artista muy conocida en la selva. Todos los animales la buscaban para que les pintara sus retratos y sus paisajes favoritos. Y así, la pequeña leoncita se convirtió en una artista famosa y querida por todos en la selva.
Desde entonces, todos los años se hacía el concurso de arte en la selva, y Lea siempre aparecía con una obra espectacular, y aunque no siempre ganaba, siempre se ganaba la admiración de todos por su habilidad en el arte y su creatividad en la interpretación de la naturaleza que la rodeaba.
Y así, la leoncita, encontró su verdadera pasión, el arte. Y, aunque no es algo fácil, siempre estuvo dispuesta a practicar y dar lo mejor de sí misma para inspirarnos a todos con su talento.
