La Leoncita y el Día de la Cocina en la Escuela

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La Leoncita y el Día de la Cocina en la Escuela
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La Leoncita y el Día de la Cocina en la Escuela. Érase una vez, en una escuela muy especial, se celebraba el Día de la Cocina. Todos los niños y niñas esperaban este día con mucha alegría porque tenían la oportunidad de aprender a cocinar junto a sus compañeros de clase y con sus profesoras.

En una de las clases, había una leoncita llamada Sofía que estaba muy emocionada por aprender a cocinar. Pero también estaba un poco nerviosa, porque ella solía comer solo carne y no sabía nada acerca de cocinar verduras ni frutas.

Sofía se acercó a su profesora para decirle que no sabía cocinar nada más que carne, pero la profesora le recordó que este era un día para aprender y experimentar cosas nuevas.

Así que Sofía comenzó a escuchar atentamente lo que la profesora explicaba sobre los diferentes ingredientes y cómo cocinarlos.

Unos niños estaban cocinando una sopa de verduras, otros estaban haciendo un batido de frutas y varios más estaban preparando galletas. Sofía estaba muy curiosa y decidió que probaría de todo.

Primero, ayudó en la preparación de la sopa de verduras, y aunque al principio se sentía escéptica al ver las hojas verdes y vegetales extraños, al final, la sopa quedó deliciosa.

Luego, ayudó a preparar el batido de frutas. Sofía no podía creer lo fácil y rápido que era hacerlo, y lo mejor de todo es que el batido quedó realmente delicioso.

Finalmente, Sofía ayudó a preparar las galletas. La leoncita estaba un poco impaciente y quería meter las galletas en el horno antes de que estuvieran correctamente preparadas. Pero su profesora le enseñó cómo realmente debían ser hechas y, aunque necesitó un poco de paciencia, el resultado fue espectacular.

Llegó el momento de degustar todos los platillos. Sofía se sentía muy orgullosa de todo lo que había cocinado, y lo mejor de todo es que le había gustado mucho preparar algo diferente a su comida habitual.

Fue en ese momento, cuando se dio cuenta de que debía estar abierta a probar nuevos sabores y no limitarse solamente a lo que estaba acostumbrada. Y eso fue lo que más aprendió ese día.

Desde aquel día, Sofía siempre recordó lo mucho que disfrutó ese día en la cocina y, poco a poco, fue incorporando nuevos platillos en su dieta y enseñando a su familia todo lo que había aprendido.

A partir de ese momento, Sofía se convirtió en una leoncita mucho más aventurera en todos los ámbitos, no solamente en la cocina.

Y así, todos en la escuela aprendieron que no hay que tener miedo de probar cosas nuevas y que siempre es bueno estar abiertos a experimentar.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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