Héctor y el pulpo gigante

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Héctor y el pulpo gigante
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Héctor y el pulpo gigante. Érase una vez en un mar muy muy lejano, vivía un pulpo gigante llamado Octolino. Era un pulpo enorme, con tentáculos tan largos como un cohete espacial. Todos los días, el pulpo gigante salvaba a los pequeños peces del mar de diferentes peligros y les enseñaba las cosas importantes de la vida y la gran importancia que tiene cuidar el medio ambiente.

Un día, mientras el pulpo gigante estaba nadando por el océano, escuchó un ruido extraño. Esperó un momento y escuchó el ruido nuevamente. Entonces, alertó a los pequeños peces del mar y les dijo que se escondieran porque algo extraño estaba pasando. Se dio cuenta de que había un barco en la superficie del mar y no sabía de dónde venía ni quiénes eran las personas que estaban a bordo.

Muy perturbado por lo sucedido, el pulpo gigante decidió investigar qué era lo que estaba pasando en el barco. Nadó hacia allí y encontró a un niño pequeño, con una pequeña estrella de mar en la mano. El niño estaba muy triste y llorando. El pulpo gigante se acercó al niño para averiguar qué estaba pasando y el niño le explicó que lo habían dejado solo en el barco y que no sabía qué hacer.

El pulpo gigante sintió mucha compasión por el niño y le ofreció su ayuda. Le dijo que no se preocupara y que él lo llevaría a un lugar seguro. Así que el pulpo gigante dejó que el niño se agarre de sus tentáculos y comenzaron a nadar juntos por el mar.

Mientras nadaban, el pulpo gigante le contó al niño todas las cosas maravillosas que había en el fondo del mar. Le explicó la importancia de cuidar el medio ambiente y cómo los humanos podían ayudar a mantener el mar limpio y sano. El niño escuchaba atentamente todas las palabras del pulpo gigante y se quedaba alucinado de todo lo que veía en el mar.

De repente, escucharon otra vez el ruido que el pulpo gigante estaba investigando en primer lugar. Se giraron y vieron un gran barco que arrojaba basura al mar. Los pequeños peces del mar estaban en peligro, pero el pulpo gigante no iba a permitir que esto suceda ante sus propios ojos.

Comenzó a agitar sus tentáculos con fuerza y creó una gran corriente de agua que empujó la basura contra el barco. Los hombres del barco se asustaron tanto que decidieron irse del lugar. Los pequeños peces del mar estaban a salvo gracias a la valentía del pulpo gigante.

El pulpo gigante había salvado la vida de los pequeños peces una vez más. El niño estaba muy orgulloso del pulpo gigante y se aseguró de que nunca olvidaría las enseñanzas que había aprendido ese día.

Una vez que llegaron a la orilla del mar, el pulpo gigante le dijo al niño que si alguna vez necesitaba ayuda, siempre podría contar con él. El niño agradeció al pulpo gigante por salvarlo y prometió cuidar el mar y a todas las criaturas que lo habitaban.

El pulpo gigante y el niño se despidieron y el niño regresó a casa sintiéndose muy afortunado por haber conocido al gran pulpo gigante Octolino. El pulpo, por su parte, se quedó en el mar con los pequeños peces, feliz de poder protegerlos y cuidarlos.

Desde aquel día, el niño había aprendido una gran lección y comenzó a tratar el medio ambiente con el mayor respeto. El pulpo gigante se convirtió en un personaje muy importante en la vida del niño y en la de los pequeños peces del mar, que ya no tenían miedo de los humanos que tiraban basura.

El pulpo Octolino siempre estaría allí para ayudar a los demás y proteger a los habitantes del mar, demostrando que la valentía no está reservada solo para los humanos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Héctor y el pulpo gigante
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