El pulpo sabio del océano. Érase una vez, en el fondo del océano vivía un pulpo muy sabio. Tenía ocho brazos que parecían tentáculos y una cabeza grande con dos enormes ojos. Desde que era joven, había estudiado los mares y los océanos, y sabía todo lo que había que saber sobre la vida debajo de las olas.
Un día, el pulpo sabio decidió explorar el mundo fuera del agua. Se dirigió a la playa y lentamente y con mucho cuidado, arrastró su cuerpo a través de la arena. Los niños y las niñas que jugaban en la playa se quedaron anonadados. Nunca habían visto a un pulpo en la playa antes.
El pulpo sabio se detuvo frente a los niños y niñas y les sonrió amistosamente. «Hola, pequeños. ¿Me permiten hablar con ustedes? Quiero enseñarles algunas cosas sobre el océano.» Los niños y las niñas lo miraron con sorpresa y fascinación. Nunca habían visto hablar a un pulpo antes.
Así comenzó el pulpo sabio a enseñar a los niños y niñas sobre las maravillas del océano. Les habló sobre los arrecifes de coral y los peces coloridos, sobre las ballenas que cantan y los tiburones que nadan. Les dijo que las tortugas viven cientos de años y que los calamares gigantes son tan grandes como una casa.
Los niños y niñas escucharon con asombro y admiración. Nunca habían imaginado que debajo de las olas hubiera tanta vida y maravillas. El pulpo sabio les enseñó cómo cuidar el océano para que todos los animales, grandes y pequeños, puedan vivir felices y saludables. Les mostró cómo recoger la basura de la playa y cómo reducir el uso de plásticos. Les sugirió que usen tazas reutilizables y que no arrojen basura al agua.
Los niños y las niñas tomaron en serio las enseñanzas del pulpo sabio del océano. A partir de ese día, comenzaron a hacer pequeñas cosas para ayudar al medio ambiente. Comenzaron a llevar sus propias botellas de agua a la playa en lugar de comprar botellas de plástico. Recogieron basura y la tiraron en la papelera. Aprendieron sobre la importancia de reciclar y usar materiales renovables.
El pulpo sabio del océano estaba feliz de ver que los niños y niñas estaban tomando en serio sus enseñanzas. Estaba feliz de ver que el amor y el cuidado por el océano estaban siendo transmitidos a la próxima generación.
Los niños y las niñas se convirtieron en los defensores del océano. Se juntaban y hacían caminatas en la playa para recoger basura. Organizaban eventos para enseñar a otros sobre la importancia del cuidado del océano. Cada vez que veían a alguien arrojar basura al agua, les recordaban que eso estaba mal.
El pulpo sabio del océano estaba orgulloso de sus pequeños amigos. Los veía crecer y hacer una diferencia en el mundo. Sabía que estaban aprendiendo importantes lecciones sobre la vida y el amor por el planeta.
Pero, un día, el pulpo sabio del océano desapareció. Los niños y niñas buscaron a su amigo, pero no pudieron encontrarlo. Preguntaron a las ballenas y a los tiburones, a las tortugas y a los calamares gigantes, pero nadie sabía dónde estaba el pulpo sabio.
Durante semanas, los niños y las niñas buscaron al pulpo sabio sin éxito. Estaban tristes y preocupados. ¿Dónde podría haber ido su amigo?
Finalmente, un día, mientras caminaban por la playa, encontraron una botella flotando en el agua. La recogieron y la abrieron. Dentro estaba una carta escrita por el pulpo sabio del océano. Les decía que estaba bien y que estaba explorando nuevos horizontes en el Pacífico. Les agradeció por ser sus amigos y les recordó que siempre cuiden el océano.
Los niños y las niñas se sintieron aliviados y felices por la carta del pulpo sabio. Sabían que su amigo estaba bien y que estaba en una nueva aventura. Prometieron seguir cuidando el océano y transmitiendo las enseñanzas del pulpo sabio a todos los que conocieran.
Desde entonces, el pulpo sabio del océano se había convertido en una leyenda. Decían que aparecía en las playas para enseñar a los niños y niñas sobre el océano y el planeta. Cada vez que alguien veía una botella flotando en el agua, sabía que era una carta del pulpo sabio.
Y así, la sabiduría de un pulpo había cambiado la vida de los niños y niñas. Les había enseñado sobre el amor y el cuidado por el planeta, y cómo pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia en el mundo.