Pulpi y la carrera de natación

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Pulpi y la carrera de natación
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Pulpi y la carrera de natación. Érase una vez, en lo profundo del mar, un pequeño Pulpi llamado Pulpi. Pulpi detestaba estar siempre entre los demás animales del mar, él prefería estar solo. Pero un día, algo le llamó la atención en lo lejos, al observar por un momento se dio cuenta que se trataba de una carrera de natación.

Pulpi no sabía lo que era una carrera de natación, pero le pareció interesante y decidió acercarse para poder ver mejor. Al llegar, Pulpi notó que todos los animales también se preparaban para competir en la carrera.

El cangrejo dice: “Yo soy rápido en la arena pero no en el agua.”
El caracol dice: “Yo no puedo correr, pero si puedo avanzar en cualquier superficie.”
La tortuga dice: “Yo soy fuerte, pero no tan rápida.”
El pez dice: “Yo soy el más rápido del equipo, así que espero ganar la carrera”.

Pulpi se animó a participar en la carrera, pero no sabía nadar tan rápido como los demás animales, por lo que decidió buscar ayuda. Fue hasta la cueva del viejo ermitaño del mar, quien le enseñó a Pulpi algunos trucos para ser más rápido en el agua.

El ermitaño le dijo: “Para ser veloz, debes ser muy astuto. Usa tus tentáculos para propulsarte y mueve tus brazos lo más rápido posible. Además, necesitas entrenarte día y noche, para que así, puedas desarrollar la resistencia necesaria para ser el ganador”.

Pulpi tomó muy en serio las enseñanzas del ermitaño y comenzó a entrenar su nado día a día, para ser el mejor en la carrera. Así, se transformó en el participante más fuerte y veloz de la competición.

Llegó el día de la carrera y los competidores salieron desde la orilla de la playa. Pulpi se lanzó a toda velocidad usando sus tentáculos para propulsarse y con sus brazos moviendo lo más rápido posible. Con cada brazada, sentía el movimiento del agua contra él pero logró mantenerse constante y no perdió el ritmo.

El pez nadaba rápido, pero Pulpi se mantuvo firme y lo seguía de cerca. La tortuga y el caracol parecían estar rezagados, pero no se rindieron, seguían aferrados a la carrera. El cangrejo se movía rápidamente, pero su velocidad fue menor en el agua.

Pulpi, finalmente, dio el último esfuerzo y dio un salto bajo el agua para llegar a la meta en primer lugar. El pez había sido muy resistente, pero no pudo resistir el ritmo constante de Pulpi. Los demás competidores llegaron segundos después, sin embargo, todavía estaban muy felices por haber completado la carrera.

Pulpi había vencido en la carrera de natación, siguiendo las enseñanzas del ermitaño y entrenando a diario para alcanzar su meta. Él había demostrado que con crecimiento apropiado y trabajo duro, cualquier ser puede ser victorioso en cualquier cosa que se proponga.

Los amigos de Pulpi lo felicitaron en la emocionante carrera de natación, le animaron para que no deje de entrenar y se convierta en el mejor. Pulpi estaba muy satisfecho con su victoria y con ganarse la amistad y el respeto de los demás animales marinos.

Desde ese entonces, Pulpi cambió su personalidad, no volvió a ser un bicho solitario del mar, en cambio, se volvió más amigable y se convirtió en el líder de un equipo de natación. Ayudaba a los demás animales a mejorar sus tiempos en el agua y fortalecer así toda la comunidad marina.

Con su nueva vida en el mar, la afabilidad de Pulpi y su perseverancia hicieron amigos, pero entre todo lo aprendido, él comprendió que su perspicacia lo cambió para siempre. Aprendió que, en la vida, se necesitaban de otros seres para ser mejor, trabajar en equipo y lograr cualquier meta posible.

Y todos vivieron felices para siempre, nadando juntos en el mar.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Pulpi y la carrera de natación
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