El pulpo y la rana saltarina. Érase una vez en el fondo del mar, debajo de una gran roca, vivía un pulpo llamado Pulpy. Pulpy era un pulpo muy especial, tenía tentáculos muy largos y muy fuertes, y unos enormes ojos que brillaban como dos estrellas. También tenía un gran corazón y una personalidad amistosa, lo que lo hacía muy querido por los otros habitantes del mar.
Un día, mientras Pulpy estaba explorando el fondo del océano, se encontró con una pequeña rana saltarina llamada Salti. Salti era muy diferente a Pulpy. Tenía piernas largas y delgadas que le permitían saltar por encima de las rocas y corales. También tenía una lengua muy larga que usaba para atrapar todos los insectos que encontraba en su camino.
Pulpy y Salti se hicieron amigos rápidamente, y comenzaron a pasar mucho tiempo juntos. Salti le enseñaba a Pulpy cómo saltar y correr, mientras que Pulpy le enseñaba a Salti cómo nadar y explorar el fondo del océano.
Un día, mientras estaban jugando en un campo de algas, Salti se encontró con un grupo de peces malvados que estaban tratando de robar sus insectos. Salti se asustó y comenzó a saltar de un lado a otro, tratando de escapar de los peces malvados.
Pulpy vio a Salti en peligro y no dudó en ayudarla. Con sus fuertes tentáculos, Pulpy atrapó a los peces malvados y los lanzó lejos de Salti. Salti estaba muy agradecida y se dio cuenta de lo valiente y amable que era Pulpy.
A partir de ese momento, Pulpy y Salti se convirtieron en los mejores amigos del océano. Pasaban todo el tiempo juntos, jugando y explorando el fondo del mar. Aunque eran muy diferentes, se complementaban y se apoyaban mutuamente.
Un día, mientras Pulpy y Salti jugaban en un arrecife de coral, se encontraron con un gran tiburón blanco que estaba buscando su próxima comida. Salti se asustó y trató de saltar fuera del agua, pero el tiburón era demasiado rápido y la atrapó con sus afilados dientes.
Pulpy no dudó en ayudar a su amiga. Con sus tentáculos, golpeó al tiburón en su nariz, lo que lo hizo soltar a Salti. Juntos, Pulpy y Salti nadaron tan rápido como pudieron lejos del tiburón.
A partir de ese día, Pulpy y Salti se dieron cuenta de que juntos podían hacer cualquier cosa. Ya no tenían miedo de los peligros del océano, porque sabían que podían depender el uno del otro.
Y así, Pulpy y Salti pasaron muchos años explorando el fondo del mar y viviendo aventuras increíbles. Su amistad era fuerte y duradera, y demostraba que incluso dos criaturas muy diferentes podían convertirse en los mejores amigos del mundo.
Y así, vivieron felices para siempre en el fondo del mar, recordando siempre la valentía y la amistad que los unió para siempre. Y aunque algunos podrían considerar su amistad extraña, ellos siempre sabían que era especial y única, y eso es lo que la hizo tan maravillosa.