El pulpo y el cangrejo amigo. Érase una vez en el fondo del mar un pulpo llamado Pipo y un cangrejo llamado Carlitos. A pesar de que los pulpos y los cangrejos no suelen ser amigos, Pipo y Carlitos eran inseparables.
Pipo era un pulpo muy sociable y amigable, siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos en todo lo que necesitaran. Carlitos, por otro lado, era un cangrejo muy tímido y solitario, pero desde que conoció a Pipo, se sintió más confiado y empezó a salir de su caparazón.
Un día, mientras Pipo y Carlitos se divertían jugando con un pez globo, un grupo de tiburones apareció de repente. Pipo y Carlitos intentaron huir pero los tiburones eran demasiado veloces y los atraparon.
Los tiburones llevaron a Pipo y Carlitos hasta su cueva y los encerraron allí. Pipo intentó buscar una manera de escapar pero los tiburones habían sido muy astutos y habían asegurado las puertas de la cueva con ramas de coral. Carlitos estaba muy asustado y no sabía qué hacer.
Pipo sabía que no podía rendirse así como así. Se puso a pensar en alguna manera de liberarse y se dio cuenta de que, a pesar de que nunca había trepado por paredes de coral antes, esa podía ser su única oportunidad de escapar.
Pipo le explicó a Carlitos su plan y le pidió que lo ayudara a subir por la pared de coral. Carlitos estaba nervioso, pero confiaba en su amigo, así que se aferró a las patas de Pipo y lo ayudó a trepar.
Finalmente, Pipo logró llegar a la parte superior de la cueva. Desde allí, usó sus largos tentáculos para abrir una pequeña abertura en el techo de la cueva. Los dos amigos salieron de la cueva y nadaron hacia la superficie del mar.
Estaban a salvo, pero no querían que los tiburones los encontraran de nuevo, así que Pipo y Carlitos se escondieron entre unas rocas cerca de la playa.
Allí, Carlitos le contó a Pipo que se había sentido muy valiente al ayudarlo a trepar por la pared de coral. Pipo sonrió y dijo que siempre había sabido que su amigo tenía mucha más valentía de la que creía.
De repente, Carlitos escuchó unos ruidos extraños que venían de la playa. Se acercó con Pipo y descubrieron que los humanos habían dejado muchos desechos en la playa y que algunos de ellos habían quedado atrapados en la arena.
Pipo y Carlitos decidieron que era su deber ayudar a los humanos a limpiar la playa y asegurarse de que los demás animales del mar no se lastimaran con los desechos.
Así, durante toda la tarde, Pipo y Carlitos trabajaron juntos para limpiar la playa. Los demás animales del mar se unieron a ellos y juntos, trabajando en equipo, lograron limpiar toda la playa y asegurarse de que no quedara ningún peligro para ellos ni para los humanos.
La noche cayó sobre el mar y Pipo y Carlitos se despidieron de sus amigos. Volvieron a su vida diaria en el fondo del mar, sabiendo que habían hecho algo bueno para todos quienes lo compartían.
Desde ese día, Pipo y Carlitos se volvieron mucho más que amigos, se convirtieron en compañeros inseparables. A menudo se veían juntos, ayudando a otros animales marinos y cuidando de su hogar en el fondo del océano. Y siempre, siempre permanecieron unidos, demostrando que la amistad puede unir a los seres más improbables.