El Árbol de Navidad y el Reino de las Luces. Érase una vez en un lejano reino, donde el invierno traía la nieve y el hielo, había un árbol de Navidad que brillaba intensamente en el centro de la plaza del pueblo. El árbol había sido plantado por los antepasados del reino y tenía la capacidad de encenderse con luces mágicas cuando llegaba la época de Navidad. El árbol era el centro de todas las celebraciones de Navidad del reino, donde la gente se reunía para cantar canciones de Navidad y compartir regalos.
Sin embargo, una Navidad, algo extraño comenzó a suceder en el reino. Las luces del árbol de Navidad comenzaron a disminuir en brillo y las decoraciones en el árbol comenzaron a caer. La gente del reino estaba muy preocupada, ya que sabían que algo estaba mal con el árbol de Navidad. Entonces, decidieron buscar ayuda para solucionar el problema. Pronto, escucharon que un anciano sabio que vivía en una cueva en las montañas era conocido por ser un experto en la reparación de cosas mágicas. Así que, un grupo de valientes se lanzó a la misión de buscar al anciano sabio.
Después de caminar durante días en la nieve y la tormenta, finalmente encontraron la cueva del anciano sabio. Él les recibió y les preguntó sobre el problema del árbol de Navidad. Después de escuchar su historia, el anciano sabio les explicó que el problema en la luz del árbol de Navidad era debido al Reino de las Luces. Había oído que el Reino de las Luces estaba pasando por una crisis y eso estaba afectando al árbol de Navidad del reino.
El Reino de las Luces era un lugar mágico donde todas las luces del mundo se encuentran. Pero debido a ciertos acontecimientos, la luz de Navidad que cubría el reino había comenzado a desvanecerse, lo que a su vez afectaba al árbol de Navidad en el pueblo. El anciano sabio explicó que para solucionar el problema, tendrían que viajar al Reino de las Luces y encontrar la causa que estaba detrás de la crisis de las luces.
El grupo aceptó la misión y se dirigió al Reino de las Luces. Al llegar allí, encontraron que todo el lugar estaba en oscuridad y las luces estaban cayendo. Vieron a una cute chiquita luchando por iluminar la luz, pero ella estaba muy débil. El grupo se acercó a ella y le preguntó sobre la crisis de las luces en el reino. La cute les explicó que el Reino de las Luces tenía un dragón protector que tenía la tarea de asegurarse que todas las luces del mundo estuvieran siempre encendidas. Pero el dragón había caído enfermo y no podía hacer su trabajo.
Preocupados por el futuro del Reino y del árbol de Navidad, el grupo decidió hacer todo lo posible para ayudar al dragón. Se dirigieron a la cueva donde vivía el dragón y lo encontraron acurrucado en la oscuridad. El dragón estaba enfermo y triste, y había perdido su brillo. Sin embargo, su corazón se llenó de alegría cuando el grupo llegó y le prometieron ayudarlo.
El grupo explicó que el árbol de Navidad del reino estaba en peligro y que nadie podía perder la luz de Navidad. Dijeron que el árbol de Navidad era el corazón del pueblo y que sin ella la Navidad no sería lo mismo. El dragón se emocionó al escuchar esto y de repente, sus ojos empezaron a brillar. Comenzó a mover sus alas y escupir fuego. De repente, su piel brilló en un resplandor dorado y las llamas comenzaron a criar.
El dragón había evocado su luz interna y su fuego se extendió por todo el Reino de las Luces. Las luces comenzaron a encenderse de nuevo y los árboles comenzaron a brillar. El árbol de Navidad del reino comenzó a recuperar su brillo y las decoraciones se pegaron de nuevo. El grupo y la cute vieron este milagro y se emocionaron.
El grupo regresó al pueblo con noticias de que las luces estaban brillando de nuevo en el Reino de las Luces. Todo el pueblo se emocionó al escuchar esto, y rápidamente decoraron el árbol de Navidad con más luces que nunca. El árbol brillaba más que nunca y el pueblo cantaba sus canciones de Navidad más fuerte que nunca.
Desde ese día, el árbol de Navidad del pueblo ha brillado con una luz más fuerte y cálida que nunca. La gente del pueblo cantaba sus canciones de Navidad con alegría y compartían su amor con aquellos que los rodeaban.
Nadie olvidó el sacrificio que hizo el dragón para salvar la Navidad y el árbol de Navidad en el pueblo. Y cada año, en Nochebuena, el pueblo encendía pequeñas velas para recordar la importancia de la luz y el amor. Sin embargo, también recordaban que la luz no venía de afuera, sino del interior. Y que juntos podían iluminar el mundo con la luz del amor y la bondad.
