El Búho en el Mundo de los Guardianes Nocturnos. Érase una vez un búho llamado Ulises, el cual era un guardián nocturno en el bosque más grande de la región. Ulises era un búho muy sabio, siempre enseñando a los más jóvenes la importancia de su labor y cómo debían proteger las criaturas nocturnas. Una noche, mientras Ulises recorría los árboles en su ronda nocturna, se encontró con una hermosa mariposa herida y desorientada.
Sin pensarlo dos veces, Ulises la llevó consigo a su nido en lo alto del árbol más grande del bosque. Allí, la atendió, le dio una cama de hojas secas y la alimentó con miel. La mariposa parecía estar en aprietos, y Ulises decidió ayudarla para que se recuperara. Luego de varios días, la mariposa se recuperó totalmente y estaba completamente lista para volar.
Agradecida con el búho, la mariposa decidió quedarse y hacerle compañía en su nido. Así, Ulises y la mariposa se convirtieron en buenos amigos, y siempre estuvieron juntos en las noches en que Ulises salía a recorrer el bosque.
Sin embargo, un día, mientras Ulises y la mariposa estaban afuera, una gran tormenta azotó el bosque, causando estragos en el nido del búho. Al volver, Ulises se encontró con su hogar destrozado, y a su querida amiga, la mariposa, había desaparecido.
Ulises comprendió que su amiga había sido arrastrada por la tormenta, y decidió salir en su búsqueda. La noche era oscura y lluviosa, pero el búho no se rindió y aceleró su vuelo hacia la montaña más alta del bosque.
Allí, en la cima, donde había un gran roble, encontró a la mariposa, aferrándose a una rama que luchaba contra el viento. Sin pensarlo dos veces, Ulises se lanzó a la rama y rescató a su amiga, llevándola de vuelta a su nido.
A pesar de los destrozos en el bosque, Ulises y la mariposa no perdieron su espíritu de amistad y de lucha por la naturaleza. Juntos siguieron protegiendo el bosque, y enseñando a las nuevas generaciones sobre la importancia de cuidar el hogar de todas las criaturas nocturnas.
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Érase una vez una joven lechuza llamada Sofía, quien se había acabado de mudar a un nuevo hogar en el bosque. Sofía estaba muy contenta con su nueva casa, y ansiosa por conocer más sobre la fauna y la flora del bosque.
Una noche, mientras Sofía exploraba su nuevo hogar, se topó con un alce que estaba gravemente herido. Sofía decidió no dejar al alce a su suerte, y lo llevó consigo a su hogar, donde le dio refugio y lo cuidó hasta que se recuperó.
Agradecido con la lechuza, el alce decidió enseñarle todo acerca del bosque, sus peligros, los secretos y los caminos más seguros. Juntos, la lechuza y el alce se convirtieron en buenos amigos, y se aventuraban recorriendo juntos todas las noches.
Sin embargo, un día, mientras Sofía y el alce estaban en su ronda nocturna, escucharon un gran ruido proveniente del corazón del bosque. Sin pensarlo, se dirigieron hacia esa dirección, solo para encontrarse con un gran incendio.
El alce sabía que las llamas avanzaban rápidamente, y decidió liderar una operación de rescate junto con Sofía. Encontraron un grupo de ardillas, un zorro y varios conejos aterrorizados, buscando una forma de sobrevivir.
Sofía y el alce rápidamente pensaron en un plan. La lechuza llevaría a los más jóvenes en su espalda, mientras que el alce lideraría al grupo, abriéndose camino en medio del fuego hasta la seguridad del otro lado del bosque. Sofía y el alce sacrificaron muchas horas de sueño esa noche, y tuvieron que hacer varias vueltas de recolección para rescatar a todos los animales que pudieron encontrar.
Un grupo de guardianes nocturnos se unieron, cada uno contribuyendo a la operación de salvamento, llevando a familias enteras de animales en paquetes, como armaduras vivas. Fue un trabajo difícil, y había peligros en todas partes; pero al final, lograron rescatar a todos los seres vivos que se encontraban en el bosque, y los llevaron a una parte segura.
El incendio fue extinguido por los bomberos, y todo volvió a la normalidad en el bosque. Sofía y el alce serían recordados durante años por su heroicidad y su dedicación a los más débiles del bosque. Siempre se recordarían como los guardianes nocturnos más valientes que habían tenido.