El caballo que aprendió a hablar. Hace mucho tiempo en un lugar lejano habitaba un caballo muy especial, se llamaba Pegaso. Era un caballo blanco con manchas negras en su pelaje, pero lo que lo hacía más extraordinario es que Pegaso había aprendido a hablar perfectamente en español.
Nadie sabía cómo Pegaso había aprendido a hablar, pero lo cierto es que se había convertido en el animal más inteligente del lugar y había dejado boquiabiertos a todos los habitantes del pueblo. Enseguida, la noticia de este caballo que hablaba se extendió por todo el país, y todos querían ir a verlo.
Un día, llegó al pueblo un rey de paso con su séquito, quienes escucharon la historia del caballo parlante, y decidieron verlo en persona. Cuando llegaron al establo de Pegaso, se sorprendieron al escuchar al animal hablando con fluidez. El rey, que amaba la sabiduría y la inteligencia, decidió comprar a Pegaso para que le sirviera en su palacio real.
Pegaso se mudó al palacio del rey, y allí, gracias a su habilidad lingüística, pudo conocer el mundo y sus muchas maravillas. Además, se hizo amigo de la princesa, quien vio en él una gran compañía con quien compartir sus días.
Pegaso pasó muchos años viviendo en el palacio, aprendiendo sobre filosofía, literatura y política, y disfrutando de los lujos y comodidades que le proporcionaba su nuevo hogar. Sin embargo, pronto empezó a sentir una nostalgia insistente, algo que no sabía explicar, pero que lo llevó a recordar su vida anterior.
Un día, Pegaso se escapó del palacio del rey, y decidió volver al pueblo donde había nacido. Allí, se encontró con los mismos paisajes y las mismas gentes que había conocido en su juventud, pero su regreso no pasó desapercibido. Los habitantes del pueblo, que ya había sabido de su historia, lo recibieron con alegría y sorpresa, y Pegaso se sintió como en casa.
Después de una ceremonia, donde se entregó un homenaje al caballo, Pegaso decidió que había llegado la hora de explicar cómo había aprendido a hablar. Así que, reunió a todos los habitantes del pueblo para contarles su historia.
“Cuando era joven”, comenzó a narrar Pegaso, “yo vivía en un establo, y todos los días escuchaba a los hablantes del pueblo. Siempre estaba atento a sus conversaciones, y poco a poco, fui entendiendo lo que decían. Pasado un tiempo, comencé a emitir sonidos parecidos a sus palabras, y pronto descubrí que podía hablar en español. Desde entonces, no he dejado de aprender, y ahora puedo conversar como cualquier persona.”
Los habitantes del pueblo estaban maravillados, no solo por la historia de Pegaso, sino también por su habilidad para hablar. Algunos se emocionaron hasta las lágrimas, y todos sintieron que la presencia del caballo había sido un regalo de la vida.
El rey también llegó al pueblo buscando a Pegaso, pero esta vez entendió que el animal tenía derecho a su propia vida y libertad. Así que, después de visitar y conocer a la comunidad que lo amaba, se alejó del caballo, dejando que este continuara su vida tranquila y feliz en su hogar.
Desde entonces, Pegaso se convirtió en un líder en el pueblo, un amigo fiel y sabio para los habitantes, y aunque los años pasaron, su habilidad para hablar siguió sorprendiendo a todos los que lo conocían.
El nocaut del Pegaso Caballo es uno de los relatos más bellos de la historia y ha sido transmitido de generación en generación, como una lección para nunca juzgar a las personas por su apariencia, su condición o su origen, sino por quiénes son y lo que tienen en su mente y corazón.