El caballo que bailaba con las mariposas. Había una vez, en un prado verde y lleno de flores, un hermoso caballo blanco llamado Adonis. Adonis vivía feliz en aquel lugar, corriendo y saltando entre las flores y las mariposas que revoloteaban a su alrededor. Pero lo que más le gustaba a Adonis era bailar con ellas.
Todos los días, al caer la tarde, Adonis esperaba ansioso la llegada de las mariposas. Ellas acudían volando hacia él, rodeándolo con sus alas multicolores y moviéndose al ritmo de su suave galope. Juntos bailaban en el prado, bajo el brillo del sol que se escondía detrás de las montañas.
Adonis se sentía libre y feliz, sin preocupaciones ni tristezas. Él sabía que mientras bailaba con las mariposas, nada podría dañarlo. Juntos, eran un equipo mágico y perfecto.
Un día, mientras Adonis se preparaba para bailar con las mariposas, se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. Las mariposas estaban inquietas y tristes, revoloteando en el aire como si tuvieran algo importante que decirle. Adonis se acercó a ellas, y una de las mariposas se posó sobre su nariz, hablándole en un susurro.
«Adonis, estamos en peligro. El malvado cazador ha llegado al prado, y está cazando a todas las mariposas que encuentra. Él las captura y las vende en el mercado, sin importarle el daño que causa a la naturaleza».
Adonis se sintió afligido al escuchar esto. Él amaba tanto a las mariposas que no podía permitir que les pasara nada malo. Decidió entonces que tenía que hacer algo para protegerlas, pero no sabía qué hacer.
De repente, recordó la historia que su madre le había contado cuando era pequeño. Se trataba de una leyenda que hablaba de un árbol mágico en lo profundo del bosque, cuyo fruto podía otorgar poderes especiales a quien lo comiera. Adonis sabía que estaba lejos, pero sentía el impulso de buscar ese árbol y encontrar una solución para proteger a las mariposas.
A la mañana siguiente, Adonis partió en su búsqueda. Corrió tan rápidamente como pudo, saltando arroyos y esquivando obstáculos hasta que llegó al borde del bosque. Allí, se detuvo para tomar un descanso, y las mariposas que lo seguían volaron a su alrededor, inspirándolo y dándole fuerzas para continuar.
Adonis se adentró en el bosque, siguiendo el rastro de su instinto. Luego de cierto tiempo, descubrió el árbol mágico. El fruto que colgaba de sus ramas brillaba con una luz dorada, y Adonis no pudo resistir la tentación de probarlo. Tomó una mordida y enseguida sintió que su cuerpo se llenaba de una energía sin igual.
Gracias al poder del árbol, Adonis se convirtió en una criatura mucho más fuerte y más rápida, capaz de luchar contra los cazadores y defender a su hogar. Con su nueva habilidad, volvió al prado para enfrentar al cazador. Corrió tan rápido como pudo, embistiendo al cazador para hacerle soltar su red y liberar a las mariposas. Los dos lucharon ferozmente, pero Adonis resultó victorioso.
Cuando la lucha hubo terminado, las mariposas se dieron cuenta de que Adonis era su héroe. Se acercaron a él para agradecerle su valentía y su defensa, y juntos volvieron a danzar en el prado. El sol brilló más que nunca, y el mundo pareció llenarse de luz y esperanza.
Así termina la historia de Adonis, el caballo que bailaba con las mariposas. Su valentía y amor por la naturaleza lo hicieron luchar por lo que consideraba justo, y su leyenda quedó grabada en la memoria de los habitantes del prado para siempre.