El caballo que encontró el camino a casa

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El caballo que encontró el camino a casa
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El caballo que encontró el camino a casa. Había una vez un caballo llamado Rayo. Rayo era un caballo criado por un grupo de vaqueros en una granja en el campo. Era un caballo fuerte y rápido, pero un día escapó de la granja y se perdió en el bosque. Rayo había estado corriendo durante horas sin rumbo fijo, y cuando finalmente decidió parar, se encontró en un lugar desconocido. Rayo sabía que estaba lejos de casa y no sabía cómo volver.

Rayo estaba asustado y hambriento, y su corazón latía a toda velocidad. Trató de recordar el camino a casa, pero todo parecía igual. Rayo comenzó a caminar en cualquier dirección, pero pronto se dio cuenta de que estaba perdido. Pensó en sus amigos vaqueros y en la cálida cama de paja en el establo que solía llamar hogar.

De repente, Rayo vio un gran árbol en la distancia. Parecía diferente de los demás árboles, y Rayo pensó que podría tratarse de una pista. Corrió hacia el árbol, y cuando llegó, encontró una marca tallada en el tronco. Era un signo de dirección, una especie de flecha tallada en la madera con la punta apuntando hacia el este.

Rayo sintió un poco de esperanza, tal vez esto fue lo que necesitaba para encontrar su camino de regreso a casa. Se giró hacia el este y comenzó a trotar hacia adelante. Pronto encontró otro árbol con una flecha tallada en la dirección opuesta, esta vez hacia el oeste.

Pensó que algo extraño estaba sucediendo. ¿Quién había tallado estas marcas en los árboles? ¿Debería seguir las flechas? Pero Rayo seguía desesperado por encontrar un camino de regreso a casa, y decidió seguir las indicaciones. Trotó hacia el oeste, guiado por la flecha esculpida. Pasó por el bosque y más allá, cruzando ríos y pastos, y siempre encontraba una nueva marca de dirección en un árbol diferente.

Solo siguió caminando y siguiendo las flechas talladas. La luna iluminó su camino por la noche mientras el sol guiaba su camino durante el día. Pronto, Rayo llegó a un camino que iba en dirección a su granja. Sintió un enorme alivio y comenzó a trotar a toda velocidad hacia su hogar.

Los vaqueros de la granja lo recibieron con los brazos abiertos. Rayo estaba tan feliz y aliviado de estar de vuelta en su hogar. La manada lo saludó con alegría y felicitaciones, pero todos querían saber cómo había logrado encontrar su camino de regreso a casa.

Rayo les contó sobre las marcas talladas en los árboles y cómo lo habían guiado hasta su hogar. Los vaqueros no podían creerlo. Nadie sabía quién había esculpido las marcas o por qué alguien habría ayudado a Rayo a encontrar el camino a casa.

Algunos decían que era un ángel guardián que había ayudado a Rayo, mientras que otros decían que era solo un golpe de suerte. Pero Rayo sabía que algo especial había sucedido. Tal vez alguien lo había ayudado, o tal vez no, pero lo importante era que había encontrado el camino a casa y estaba a salvo.

La noticia de la hazaña de Rayo se extendió rápidamente por la región y pronto se convirtió en leyenda. La gente comenzó a buscar la marca tallada en los árboles, esperando encontrar un camino de regreso a casa como el valiente Rayo.

Años después, los vaqueros todavía contaban la historia del caballo que encontró el camino a casa en el bosque. Y aunque nunca supieron qué fue realmente lo que ayudó a Rayo a encontrar su camino de regreso a casa, todavía creían en la magia del mundo y en la posibilidad de que los misterios de la vida pudieran ser más profundos y más intrincados de lo que nunca podrían comprender.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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